lunes, 29 de mayo de 2017

Nuestro “Memorial Day”: Honor a los cubanos caídos.

Celebrar la vida de los cubanos caídos
Las costumbres cambian con el tiempo y las influencias culturales se mezclan. Ninguna cultura está exenta de esto. Antes, al morir una persona, lo normal era el luto riguroso. Se lloraba al desaparecido, se vestía de negro y era imperativo llorar la pérdida.

Hoy día, la costumbre ha ido cambiando, y en vez de llorar la muerte, se celebra la vida y se recuerda el impacto que la persona muerta tuvo en la vida de otras personas. En el funeral, amigos y familiares hablan de lo bueno que dio la persona en su vida, aunque en el fondo subsista la tristeza.

En Cuba, siguiendo la costumbre tradicional, teníamos el 7 de diciembre, aniversario de la muerte de Antonio Maceo, como día de “Luto Nacional”, no solo por Maceo sino por todos los caídos en nuestra lucha de independencia de la España colonial.

Pero cuba no es libre, y después de que obtuvimos nuestra independencia condicionada el 20 de mayo de 1902, nos ha costado trabajo ser libres. Perdimos nuestra libertad ante el comunismo y muchos cubanos han caído en luchas fratricidas o ejecutados por la tiranía represiva. A ellos también tenemos que recordarlos y celebrar su vida.

Un país es verdaderamente independiente cuando a sus ciudadanos se les respetan sus derechos básicos, incluyendo por supuesto los derechos humanos, pueden expresarse libremente sin temor a sufrir persecución o represalias, tienen acceso a toda la información existente de manera libre y sin filtros ni censuras, pueden tomar sus decisiones sin exponerse a tener problemas y pueden dedicarse a cualquier actividad remunerativa lícita sin prohibiciones absurdas por parte del gobierno.

También se requiere que puedan organizarse pacíficamente, tanto social como políticamente, y hacerlo de manera plural sin que el gobierno limite las opciones. Deben vivir bajo un sistema legal donde exista una verdadera división de poderes, y tienen el derecho de retar pacíficamente al gobierno de cualquier manera, incluyendo ser electos por el pueblo en elecciones libres y secretas y así, aspirar a ganar el poder.

Si no se dan esas condiciones, un pueblo no es libre e independiente. 

Los cubanos no lo fuimos en la época colonial y tuvimos que enfrentarnos de muchas formas al imperio español. Tampoco lo hemos sido bajo la tiranía castrista contra la cual hemos también tenido que enfrentarnos de muchas maneras según se haya podido. Lo hemos hecho en protestas formales, por vía militar, mediante alzamientos y mediante todo tipo de resistencia pacífica incluyendo el tratar de manifestarnos, de divulgar públicamente los atropellos que se suceden a diario e incluso tratando de utilizar algunos derechos que la propia constitución castrista permite.

Pero la fuerza represiva, la intolerancia del castrismo y la ausencia de una ayuda real y efectiva por parte de los países del llamado mundo libre ha hecho fracasar todos nuestros intentos para volver a ser libres e independientes.

Durante la lucha para lograr independizarnos del imperio español, al igual que en las casi seis décadas de lucha para eliminar la opresión castrista y volver a ser libres e independiente, muchos cubanos han caído y siguen cayendo. Han caído en enfrentamientos formales, en luchas fratricidas, mediante juicios que no respetan un debido proceso que han condenado a muerte a miles de cubanos y mediante ejecuciones extrajudiciales realizadas por todas las áreas del gobierno encargadas de controlar y reprimir a la sociedad.

En casi todas las familias, alguien ha perdido un hijo o hija, un padre o una madre, un tío o una tía, un primo o una prima, otros familiares cercanos y desde luego a amigos, compañeros de trabajo y compañeros de lucha. Miles de cubanos han muerto asesinados o ejecutados aparte de los muchos que han sufrido y sufren penas de prisión, muchas veces en condiciones infrahumanas.

Hoy que Estados Unidos celebra el “Día de la Recordación” o “Memorial Day”, aparte de recordar a los norteamericanos caídos para lograr tener las libertades que se gozan en ese país, yo los invito a recordar y celebrar la vida de los cubanos caídos, tanto en las luchas norteamericanas, como tratando de lograr para Cuba las libertades esenciales que todo cubano tiene derecho a gozar en su país.

Imposible mencionarlos a todos por su nombre, porque son muchos, demasiados. Se habla de Maceo y de Martí, pero hay muchos, muchos más, demasiados hombres y mujeres cuya vida fue un ejemplo de sacrificio, de lucha, de entrega y que son un modelo de vida digna y ejemplar. Incluso si discrepamos ideológicamente de ellos, tenemos que reconocer que dar su vida voluntaria o involuntariamente por su país, los hace especiales.

No puedo dejar de pensar en mis amigos venezolanos, que pasan por circunstancias similares. Para ellos mi simpatía y mi empatía.

Cuando hablo de cubanos ejemplares, sin duda mi amiga Rosa María Payá, estará pensando en su padre Oswaldo Payá Sardiñas y no podrá evitar que una lágrima ruede por su mejilla. A mí me sucedió lo mismo, pero celebro la vida de ese hombre que fue ejemplo de lucha y constancia tratando de lograr su ideal de libertad e independencia para su país. Payá fue un hombre admirable a quien reconozco y aplaudo, y que nunca será olvidado.

Pero en Cuba hay muchos como Payá que dieron su vida por la Cuba que todos queremos. Sus familias les recordarán y en la mayoría de los casos también habrá lágrimas. Comparto su pérdida, pero celebro y aplaudo la vida de esos hombres y mujeres que cayeron o fueron ejecutados luchando por un ideal de libertad. Nunca serán olvidados.

Y mi columna no estaría completa sin mirar a mi propia familia, para recordar y celebrar la vida de un tío segundo a quien quise mucho. Hablo de mi tío “Bebo”, Juan Carlos Álvarez Aballí, esposo de mi tía Anita Maristany y padre de mis primos Juan Carlos, Gloria, Magdalena y Ana María con quienes compartí tantos domingos. Bebo fue para mí un hombre extraordinario, sonriente, jovial, trabajador, buen padre y que, en enero de 1961, después de un juicio exprés, fue fusilado en la Cabaña. Recuerdo a Bebo, a mi tía Anita y a mis primas, y celebro su vida. Después de su desaparición, la familia nunca volvió a ser igual.

Todos tenemos a alguien a quien recordar y celebrar porque a pesar de lo difícil de llevar una contabilidad precisa, se calculan entre 5,000 y 8,000 fusilados, casi 2,000 ejecutados extrajudicialmente, 30,000 o 40,000 desaparecidos tratando de escapar de Cuba para buscar una vida mejor y entre 20,000 y 30,000 presos políticos, o sea, personas que no cometieron delito, pero pasaron de unos días a muchos años en las prisiones castristas. 

Muchos siguen siendo detenidos hoy.

Honor a los cubanos caídos. Hoy que Estados Unidos celebra su festividad de “Memorial Day”, celebremos la vida y también recordemos con honor a los cubanos caídos.

Ojalá y el mundo despierte y nos ayude a que este infierno termine pronto.

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