jueves, 18 de mayo de 2017

¿Qué hacer para lograr un cambio en Cuba?

La única solución posible para Cuba.

La señal no puede ser más clara.  Desde el nombramiento del vicealmirante Julio César Gandarilla como Ministro del Interior (MININT), la represión en Cuba se ha incrementado a niveles que no se habían visto en muchos años. Si antes se toleraban algunas pequeñas manifestaciones de oposición, hoy las mismas están proscritas.

Ni reuniones, ni cursos de capacitación, ni ningún tipo de oposición pacífica son permitidos y en muchos casos, se restringe el movimiento de los opositores, no los dejan viajar dentro de Cuba, y en muchos casos tampoco permiten viajar al extranjero. El control totalitario en Cuba se ha vuelto otra vez estaliniano.

Perteneciente al círculo cercano a Raúl Castro, Gandarilla no desea tener el más mínimo problema en 2018, ni con las elecciones ni con el posible relevo de Raúl Castro como presidente de Cuba y está haciendo todo lo contrario de lo que el mundo le pide a Cuba. Tiene su plan y lo está ejecutando de manera sistemática.

Lo que diga el mundo le importa muy poco a Gandarilla como en su momento a Raúl Castro le importó muy poco lo que le dijo Obama cuando le tendió la mano. Las palabras de reconciliación y cambio, le entraron por una oreja y le salieron por la otra. El castrismo no quiere cambiar, el castrismo ni busca ni acepta una transición, el castrismo solo busca conservar el poder total, o sea, llevar el totalitarismo hasta el límite que sea necesario.

Ya están deteniendo a los opositores por la más mínima causa, ya los están acusando de cualquier delito que se les antoje pues no tienen que demostrar la culpabilidad en un juicio. Basta decir que el acusado es culpable para que el Juez lo acepte. Al abogado sólo le queda el recurso de buscar alguna compasión hacia el acusado y tratar de que la sentencia no sea demasiado punitiva.

Y no debe extrañarnos si las sentencias de uno a tres años de cárcel, empiecen a subir a cinco, diez, veinte y treinta años, y aunque en 2007 Cuba decidió no aplicar más la pena de muerte, la decisión puede revertirse y poner a funcionar de nuevo el paredón de fusilamiento. Y se haría sin importar las protestas que hubiera en el mundo. Aparte, siempre tienen el recurso de las ejecuciones extrajudiciales que muchas veces han utilizado.

Desde hace algunos años, Estados Unidos y Europa han mantenido la teoría de que el problema de Cuba es de los cubanos, pero eso es cerrar los ojos ante los crímenes de lesa humanidad que se llevan cometiendo en Cuba por ya casi seis décadas. Cerrar los ojos para no querer ver, equivale a convertirse en cómplice de los crímenes y de las violaciones a los Derechos Humanos.

Si callan y no hacen nada, los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, España, Alemania, Francia, México, Colombia, Argentina, Brasil y cualquier otro, serán culpables de que se extienda el genocidio cubano.

Y todavía más condenable sería que por razones políticas o electorales, los países olviden los compromisos que adquirieron con la protección de los Derechos Humanos cuando firmaron la declaración, porque en ninguna parte, la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice que se puede permitir que los mismos sean violados, si así conviene a los intereses de algún país o de algún gobernante.

El nombre lo dice sin dejar lugar a dudas; los Derechos Humanos son Universales y todos los países del mundo tienen la obligación de cumplirlos. En consecuencia, el Consejo de Seguridad de la ONU tiene una obligación irrenunciable de velar que sean cumplidos y de proteger y ayudar a los pueblos, cuando sus derechos son violados mediante el uso de la fuerza.

Algunos políticos pueden pretender buscar la solución en la diplomacia, pero la falla de la política de apertura de Obama en Cuba, y los intentos de muchos en lograr mediante un diálogo pacífico un cambio en Venezuela, ha demostrado que ni con los castristas ni con los chavistas, ni la diplomacia ni los acuerdos funcionan.

Entonces que van a hacer. Mirar a los pueblos cubano y venezolano y decirles no se pudo, o van a actuar con energía y enfrentar la fuerza con fuerza. Ni Cuba ni Venezuela podrían remotamente resistir una demostración de fuerza de la ONU con la participación de Estados Unidos y Europa.

E insisto. No es necesario un ataque en gran escala ni la muerte de millones. Ni siquiera de Miles. Ni siquiera de cientos. Cuando se haga la demostración de fuerza, y se controle el espacio aéreo, los gobiernos de Cuba y Venezuela sabrán que su única opción es aceptar el cumplimiento de la declaración, y no tendrán otra opción que permitir que los cascos azules intervengan como garantes de una solución total, real y pacífica.

Lo han hecho en el pasado, lo deben hacer ahora y seguramente lo tendrán que volver a hacer en el futuro.

Por eso cambia la estrategia. Ante la fuerza del gobierno castrista y la casi nula fuerza del pueblo y la oposición en Cuba, tenemos que trabajar unidos para lograr que los países cambien su enfoque y planteen la solución a través de la ONU. Involucrar al consejo de seguridad y buscar una condena radical al castrismo, y la aprobación de una resolución de cumplimiento obligatorio que debería ser forzada por la ONU, los países del consejo de seguridad y los cascos azules.

A lo mejor suena iluso, pero hoy por hoy es la única opción que puede llevar a un cambio en Cuba, y el único cambio posible en Cuba es la desaparición total del castrismo y que en una tumba, el castrismo quede enterrado para siempre.

Pero para eso, los cubanos debemos unirnos, acercarnos a los países amigos, a la prensa amiga, a los políticos amigos y buscar su apoyo. Y no solo buscarlo, sino lograrlo. Solo así conseguiremos un cambio para Cuba, porque en este momento y ante el recrudecimiento de la represión, no existe ninguna otra alternativa. No hay otra opción porque los cubanos solos no podemos.

Tenemos que hablar muy claro. El problema de Cuba no es sólo de los cubanos, sino del mundo entero, sobre todo del mundo libre.


Eso es lo que tenemos que lograr, aunque no nos guste.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario