viernes, 30 de junio de 2017

La impunidad de los opresores ante la insensibilidad del mundo libre

Los opresores actúan con impunidad en Cuba y Venezuela.
No hay que ser extremadamente inteligente para entender lo que ha estado sucediendo en Cuba y Venezuela y en los últimos años, la proliferación de los teléfonos inteligentes ha multiplicado la información disponible y la ha hecho casi instantánea.
Abundan fotos y videos de la represión que los gobiernos cubano y venezolano ejercen contra los ciudadanos que se atreven a disentir públicamente. Y el gobierno actúa impunemente porque sabe que nada pasará. Algunas ONG protestarán, pero los países del mundo libre no harán nada.  Pareciera que no les importara. De tanto ver la represión pareciera que la ven como algo común y natural.
Golpear mujeres que tratan de llegar a una iglesia, deportar a personas dentro del propio país, prohibir viajar a disidentes cuando quieren, encarcelar a otros por horas, días o semanas sin causa que perseguir ni juicio condenatorio. Atacar manifestaciones. Cancelar elecciones libres. Prohibir a personas ejercer el periodismo de manera independiente. Los gobiernos de Cuba y Venezuela utilizan cualquier método para reprimir a la sociedad civil de sus respectivos países.
Según el Estatuto de Roma ratificado por casi todos los países (aunque se requerían solo 60), la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, Holanda, tiene competencia contra 11 tipos de acciones contra el pueblo y la sociedad civil, que se consideran crímenes de lesa humanidad y de manera expresa indica que los mismos no prescriben, y no importa donde se hayan cometido. La Corte tiene competencia universal y puede perseguir delitos de lesa humanidad que se hayan cometido en cualquier parte del mundo.
Estos 11 delitos contra el pueblo y la sociedad civil son:

  1. Asesinato.
  2. Exterminio.
  3. Esclavitud.
  4. Deportación o traslado forzoso de población.
  5. Encarcelamiento u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional.
  6. Tortura.
  7. Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzosa u otros abusos sexuales de gravedad comparable.
  8. Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género o motivos reconocidos como inaceptables por el derecho internacional.
  9. Desaparición forzada de personas.
  10. Crimen de apartheid.
  11. Otros actos inhumanos que causan sufrimientos o atentan contra la integridad física o la salud mental


Se tiene documentado que los gobiernos de Cuba y Venezuela han cometido casi todos esos crímenes de lesa humanidad y los siguen cometiendo impunemente ante los ojos del mundo. No se trata de personas aisladas, sino de los gobiernos como un todo.
La corte penal internacional es complementaria de las jurisdicciones penales nacionales, o sea, si la legislación de un estado no contempla estos delitos, la corte penal internacional la complementa, por lo que el hecho de que no sean considerados, no implica un derecho para no cumplirlos.
La corte de La Haya tiene la capacidad para juzgar al gobierno castrista y al gobierno chavista, a sus dirigentes y a todos los que hayan estado involucrados en delitos de lesa humanidad contra los pueblos cubano y venezolano.
La Corte puede ejercer su competencia a petición de:

  • Un Estado miembro que remita al Fiscal una situación en que parezca haberse cometido uno o varios de esos crímenes;
  • El Consejo de Seguridad, cuando remita al Fiscal una situación en que parezca haberse cometido uno o varios de esos crímenes; o
  • El propio Fiscal que decida iniciar una investigación respecto de un crimen de ese tipo.


¿Cómo es posible que ningún estado miembro haya presentado una solicitud de investigación de los crímenes de lesa humanidad cometidos y que siguen cometiendo los gobiernos cubano y venezolano? ¿Cómo es posible que el propio fiscal no haya decidido iniciar una investigación por motu propio.

Pero el mundo libre, en general, ha demostrado una gran insensibilidad hacia lo que sucede en Cuba y en Venezuela. Las violaciones a los derechos humanos constituyen crímenes de lesa humanidad y hay evidencia de violaciones y crímenes que podrían llenar varios volúmenes.

Pero a nadie parece importarle. Como un ejemplo, hace unos días, los países miembros de la OEA no lograron reunir una mayoría para emitir una declaración condenatoria a Venezuela que habían promovido varios países.

Esto no puede seguir así. Los pueblos de Cuba y Venezuela merecen el respeto, la solidaridad y el apoyo de los países libres y democráticos del mundo. 

Es momento de que la Corte Internacional de La Haya se pronuncie contra las violaciones y delitos de lesa humanidad cometidos en esos países. Una sentencia condenatoria proporciona la justificación para que la comunidad internacional actúe de manera decisiva.

Para Cuba y Venezuela ya es hora.


jueves, 29 de junio de 2017

ENTRE TEMORES Y MIEDOS por Pedro Acosta (Nikka)


Terror: Miedo muy intenso. Pero ese penetrante temor no sólo está dado porque se golpeé, se desaparezca o se ejecute personas.

La acumulación de miedos y temores puede llegar a asfixiarnos y entonces puede inundarnos una sensación similar a la del terror. En ese ámbito se mueven los ciudadanos de algunas naciones.
Esa es una estrategia muy inteligente que han implementado algunos regímenes totalitarios a través de su Policía Política y de sus más fieles y cobardes seguidores.


Cuando en una nación:

  • Más del 90% de las familias se ven obligadas a robar o receptar para sobrevivir, pues el salario no le alcanza siguiera para dar de comer y vestir a sus hijos y no reclaman al gobierno un salario justo que les permita vivir decorosamente.
  • No se está de acuerdo con la situación económica, política y social que confronta el país y no protesta muy por el contrario contrario sigue apoyando el actuar del régimen.
  • Usted conversa con amigos y conocidos y le hace saber lo que piensa del gobierno y lo que está haciendo y lo primero que te dicen es: Ten cuidado! Y de seguido te lanzan el: Tú éstas loco! Y algunos de ellos, aunque piensan igual que tú, se alejan y casi no lo tratan.
  • Las personas se ven obligadas a pertenecer a determinadas organizaciones de la “sociedad civil” y a participar en el proceso eleccionario de ese país cuando no desean hacer ninguna de éstas cosas.
  • A pesar de disentir del gobierno no osan agruparse y a participar en los movimientos de oposición que existen púes lo pueden botar del trabajo o centro de estudios y se le cierran todas las puertas. Lo acosan a él o a sus familiares. Y turbas apolíticas, marginales , amorales y por morbo le den un mitin de repudio y lo puedan golpear y vejar impunemente y si responde va preso.
  • Puede ser visitado en su casa, centro de trabajo o estudios por la Policía Política, y usted, sin desearlo, lo recibe y ellos le dicen que no debe hacer algunas cosas o reunirse con determinadas personas y al usted decirles que eso viola la Constitución te señalan, cínicamente, que lo saben y que no les importa y usted calla y asiente.
  • Y si usted, que siente temor por lo que pueda pasarle lo supera y decide ser consecuente y hacer aquello que considera correcto y que además es la opinión de la mayoría, le sucede todo eso que he descrito, pero también la Policía Política lo para en la calle y le dice que no puede dirigirse hacía donde va y que tiene dos opciones: retirarse o se lo llevan detenido.
También lo arrestan en la calle y lo secuestran por período de hasta diez días para luego “deportarlo” hacía su ciudad de residencia y además lo torturan mentalmente levantándolo de madrugada para denigrarlo o amenazarlo. Lo desnudan y lo tocan para realizarle registros personales.

Le cercan la casa para impedir que salga de ella o para que otros no puedan llegar a su vivienda. Le quitan sus propiedades lo mismo en el aeropuerto que en la calle o en su casa -tras una falsa acusación- y luego no tiene a quien reclamar.


Y además no le dejan salir del país.


Cuando en un país suceden todas estas cosas y usted se ve obligado a llevar una doble moral y a no decir lo que realmente piensa para no ser acusado de traidor y vende patria , algo anda muy mal, algo no funciona.


Si además en esa nación los poderes ejecutivo, legislativo y judiciales responden a un sólo interés, el del partido en el poder, y no hay garantías constitucionales, usted es presa del régimen.


Todo ese accionar, aunque no conlleve torturas físicas o ejecuciones extrajudiciales, tiene un nombre:


TERRORISMO DE ESTADO!


sábado, 24 de junio de 2017

Estados Unidos está obligado a resolver el problema que creó en Cuba.

Los presidentes Dwight Eisenhower y John Kennedy provocaron la tragedia cubana
El problema de Cuba es de los cubanos, pero fue creado por Estados Unidos. Fue el presidente Dwight Eisenhower quien llevó a Fidel Castro al poder y fue el presidente John Kennedy el que permitió la consolidación de la revolución castrista.

Muchos cubanos no conocen como Estados Unidos fue el actor principal de esta época crítica de la vida política cubana. La historia ha sido desfigurada en los libros de texto castristas, pero los hechos la demuestran sin la menor duda.

En Cuba, el partido comunista, que fue fundado en 1925 por un grupo entre los que se encontraba Julio Antonio Mella, estaba prohibido y trabajaba en la clandestinidad. En 1939 cambió su nombre por el de Unión Revolucionaria Comunista y luego se convirtió en el Partido Socialista Popular.
 
Fulgencio Batista es quien legaliza a los comunistas en 1941 cuando la Unión Soviética, tras ser atacada por los Nazis, se integra a los Aliados que se enfrentaban a las potencias del Eje Berlín-Roma-Tokio. Estados Unidos comienza a ayudar a Stalin y le proporciona alimentos, armamento y todo lo necesario para enfrentarse a Hitler.

Batista, electo en 1940, también restableció relaciones con la Unión Soviética, legalizó a los comunistas e incluso dos connotados marxistas cubanos: Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez se integraron al gabinete de Batista.

Ya después de la guerra, cuando el presidente de Cuba era Carlos Prío y se acercaban las elecciones presidenciales de 1952 a las que Batista aspiraba nuevamente pero que no tenía posibilidades de ganar, se produce el Golpe de Estado del 10 de marzo y su gobierno “de facto” es reconocido inmediatamente por el presidente norteamericano Harry Truman sin cuestionar su legalidad.

Batista se sometió a los intereses norteamericanos y mantuvo una relación muy estrecha con el embajador norteamericano Arthur Gardner quien se convirtió en la persona más importante y con más poder en Cuba. La política de Cuba se generaba en el cuarto piso del Departamento de Estado, que era donde trabajaban todos los funcionarios de nivel medio de la administración. El Secretario de Estado trabajaba en el quinto piso, pero solo recibía la información que los funcionarios del cuarto piso le filtraban.

Batista tomó varias decisiones económicas que no le gustaron a los norteamericanos, y que causó que decidieran que era momento de cambiarlo. La primera de ellas fue cuando decidió otorgar la construcción del Túnel de la Habana a una empresa francesa en vez de otorgarla a una empresa norteamericana y la segunda cuando prohibió importar de Estados Unidos unas grasas que no eran consideradas aptas para el consumo humano.

También influyó su decisión de autorizar la construcción de un Molino de Trigo en Oriente que afectaba el mercado de una empresa norteamericana establecida en La Habana, así como establecer un arancel enfocado a lograr una política de diversificación e industrialización para Cuba.

La suerte de Batista estaba sellada. En 1957, Estados Unidos sustituyó a su embajador en Cuba y nombró a Earl T. Smith. Fidel Castro estaba en la Sierra Maestra y los norteamericanos mantuvieron una dualidad. Mientras Smith se entendía con Batista en Cuba, a sus espaldas los funcionarios del cuarto piso del Departamento de Estado se entendían con Fidel Castro a través de José Miró Cardona.

Ellos arreglaron la entrevista de Herbert Matthews con Fidel Castro en la Sierra Maestra que se publicó en el New York Times. En el Departamento de Estado, habían tomado la decisión de terminar el gobierno de Batista sabiendo que sin duda alguna sería sustituido por Castro.

Todos los informes que Smith enviaba acerca de la presencia de los comunistas en el movimiento 26 de Julio, eran bloqueados en el cuarto piso y no llegaban al secretario John Foster Dulles y mucho menos a Eisenhower. Se prohibió la venta de armas a Batista y se ayudó a los castristas. Batista presidía Cuba, pero el cuarto piso del Departamento de Estado era de los castristas.

El 17 de diciembre, siguiendo instrucciones del Departamento de Estado, el embajador Smith se reúne con Batista y le dice que Estados Unidos consideraba que él no podía ejercer la presidencia y que era necesario que se retirara porque para ellos su mandato estaba terminado.

De igual manera, el Departamento de Estado se negó a que una junta militar promovida por los generales Francisco Tabernilla y Río Chaviano, ocupara el poder de manera provisional para “evitar que Castro y los comunistas” tomaran el gobierno en Cuba. Estados Unidos había decidido que el gobierno de Cuba lo asumiría Fidel Castro.

Batista abandona Cuba el 1ro. de enero de 1959 y triunfa la revolución castrista gracias a los norteamericanos. El 15 de Julio de 1959, el presidente Eisenhower ingenuamente declara que “las acusaciones de infiltración comunista en el gobierno de Cuba no son fáciles de probar”.

Pocos meses después el comunismo era un hecho. En marzo de 1960, Eisenhower ordena a la CIA que organice un movimiento integrado por cubanos para derrocar al castrismo. Ese movimiento se convirtió en la invasión de Bahía de Cochinos que tomó un año preparar. El 3 de enero de 1961 Estados Unidos rompe relaciones diplomáticas con Cuba.

El 20 de enero de 1961, Eisenhower entregó el poder y el problema de Cuba a un nuevo presidente, John F. Kennedy, que fue el encargado de ordenar la ejecución de la invasión planeada por el gobierno anterior. En abril de 1961, Bahía de Cochinos se convirtió en un fracaso para los norteamericanos y Cuba comunista se convirtió en un peón de la guerra fría.

La crisis de los misiles nucleares de octubre de 1962, terminó con los tratados Jruschov-Kennedy que permitieron la consolidación de la revolución castrista y establecieron el compromiso norteamericano de no permitir ataques a Cuba desde su territorio. Este fue el fin. La oposición democrática cubana quedó sin apoyo y los cubanos emigraron. 

El sucesor de John Kennedy, Lyndon Johnson legalizó a los cientos de miles de cubanos que se encontraban indocumentados en Estados Unidos mediante la “Ley de Ajuste Cubano” de 1966 que todavía está vigente. El resto es historia reciente.

Con una revolución llevada al poder por Estados Unidos y consolidada militarmente gracias a ellos, ha sido imposible para el pueblo cubano recuperar su libertad. La fuerza del régimen es descomunal y aplasta a los cubanos que se le quieran enfrentar, aunque sea pacíficamente.

Las acciones de Estados Unidos causaron que miles de cubanos murieran y que otros tantos tuvieran que cumplir largas penas de prisión. Hoy, la represión todavía continúa, pero ya es momento de pararla.

Estados Unidos tiene la obligación moral de ayudar a los cubanos a recuperar su libertad, y proporcionar todo el apoyo de fuerza que se necesite.


Basta de palabras, decretos y leyes que no resuelven nada. Para Cuba ya es hora.

jueves, 22 de junio de 2017

Cuba y su libertad: Escribimos, se firman leyes y decretos, pero no hay soluciones de fondo.

Impresionante Portaviones Norteamericano
Durante mi exilio, he militado en muchas organizaciones que promueven la libertad de Cuba pero no se ha logrado nada que nos haga pensar que Cuba será libre pronto.
He sido miembro del Movimiento Demócrata Cristiano y de la Fundación Nacional Cubano Americana. Apoyé a la organización “Manos Solidarias” y apoyé sin reservas a “Todos Marchamos”. Fui miembro y continúo apoyando al movimiento político Somos+ y le ofrecí mi apoyo y colaboración a Rosa María Payá y “Cuba Decide”. Mi activismo por la libertad de Cuba está más allá de cualquier duda.
Comencé a escribir mi blog en 2011, y aparte colaboraba ocasionalmente con Cubanet.. Lo continué hasta que lo tuve que dejar por razones de tiempo, para escribir en dos publicaciones electrónicas: “Yusnaby Post” e “Hispano Post”.  Mantengo un compendio de todas mis columnas publicadas, pero por razones que no vienen al caso, decidí dejar de escribir para ellos y nació mi nuevo blog “Jorge Ros Opina” donde ustedes están leyendo esta columna.
Pero me enorgullece poder decir que algunas columnas mías han sido reproducidas en Cubanet, 14 y Medio, Diario Mayor de El Salvador, y en el Perth Herald Tribune de Australia. Y seguramente en otros lugares donde ni me he enterado.
Pero escribir no nos acerca a la liberación de Cuba, por muy diversas razones. La principal es que olvidamos que el objetivo común de todos los cubanos es lograr la libertad de Cuba y para ello hay que deponer el régimen castrista y establecer un gobierno electo democráticamente que represente a todos los cubanos y eso, los cubanos no lo podemos hacer solos.
Pero aún así, los cubanos estamos divididos. Se critica a los nuevos movimientos opositores que tratan de hacer algo en Cuba y se les acusa de ser comunistas, de pertenecer a la seguridad del estado o de estar infiltrados por la misma, como si en el exilio no estuviésemos también infiltrados.
Acusamos a los cubanos que salieron en los últimos años de Cuba y se les llama refugiados económicos y se les reclama no haberse quedado a luchar en Cuba. Y muchos de los que reclaman eso son refugiados económicos que salieron de Cuba hace muchos años. No queremos ver que somos los mismos cubanos y que el mundo ha cambiado mucho en 58 años.
No nos damos cuenta de que los cubanos que llegan cubanos no fueron educados en una Cuba Libre, sino en un sistema que les lava el cerebro, les cambia la verdad y lo primero que les enseña es a decir “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”. ¿Y Martí donde quedó?
Y los 56 años de república independiente que tuvimos, con errores, pero con progreso, se borran del mapa y de los libros de estudio.
Si esos compatriotas han sido educados de manera diferente y con la información controlada por el castrismo, ¿Cómo queremos que piensen exactamente igual que nosotros? Y eso nos divide más porque se les considera cubanos de segunda. Aparte, un gran número de cubanos se preocupan más sobre si un compatriota votó por los demócratas o por los republicanos que por la necesidad de lograr la libertad de Cuba.
Y se critica si un cubano va a Cuba a visitar a su familia, y lo estigmatizamos, cuando la familia es la célula central de una sociedad. Se les acusa de ayudar económicamente al castrismo como si esos dólares fueran los causantes de que no hubiera libertad en Cuba. Que trabajo nos cuesta entender que ninguna medida económica va a dar resultado contra una tiranía totalitaria.
Y si los opositores viajan, muchos los acusan de usar la oposición para hacer turismo, cuando esos viajes son básicamente para participar en eventos y buscar apoyo, y que asu regreso, se enfrentan normalmente a una reacción violenta del castrismo, son detenidos, y sus teléfonos y computadoras son confiscados. Pero no se escapan de la demoledora crítica de muchos compatriotas exiliados.
Durante más de 50 años ningún gobierno norteamericano ha querido hacer algo verdaderamente efectivo para derrocar el comunismo en Cuba. Se han enredado en guerras como la de Iraq para derrocar a Saddam Hussein, la de Afganistán (que sí tiene sus razones), y se involucran en África, Oriente Medio y medio mundo. Pero Cuba, que está a 90 millas está solita. No la tocan ni con el pétalo de una rosa.
Y nótese que digo que no han querido, porque es imposible pensar que el país más poderoso del mundo y líder del mundo libre, no pueda con una isla que está a 90 millas y que tiene menos habitantes que el Estado de Florida. Si Estados Unidos hubiera querido, ya el castrismo hubiera sido borrado de la faz de la tierra. Y me refiero a gobiernos norteamericanos de ambos partidos.
Cuando aviones de guerra de una Cuba hostil derribaron a dos avionetas civiles desarmadas de los hermanos al Rescate, la reacción del gobierno fue tímida y cobarde. Lo único que hizo el presidente Clinton fue firmar la Ley Helms Burton que después nunca fue aplicada plenamente. Y los presidentes subsecuentes hicieron lo mismo.
Todos los políticos norteamericanos de ambos partidos, cuando vienen a Miami, se toman un cafecito y prometen ayudar a los cubanos a recobrar su libertad perdida. Luego regresan y se olvidan de lo que dijeron.
Se firman decretos con mucha pompa y publicidad, pero un decreto no va a traer la libertad de Cuba y no queda duda de que los cubanos solos no podemos. Necesitamos que nos ayuden, y no con palabras, leyes o decretos.
Necesitamos que nos ayuden con lo que Estados Unidos tiene y nosotros no: La fuerza para enfrentarse cara a cara con el castrismo, y usar su poder y su tecnología para forzarlos a retirarse y a permitir que un gobierno de transición guíe a Cuba hacia la libertad. Esa es la única solución que elimina la causa raíz.
Si le ofrecen una opción de retirada a la camarilla castrista, sin duda la aceptarán discretamente, porque saben que no pueden enfrentarse al poder de Estados Unidos ya que serían fácilmente derrotados. De esto no hay la menor duda. Pero, ¿por qué en tantos años los Estados Unidos no han querido ayudar a que Cuba se libere?
Eso no lo sé, pero ya va siendo momento. Para Cuba ya es hora. 

lunes, 19 de junio de 2017

La verdad irrefutable: Las medidas económicas no derriban dictaduras totalitarias.

Se sigue intentando lo mismo que siempre ha fallado.
Hay una canción de Julio Iglesias que me gusta mucho y cuya moraleja se puede aplicar al problema de Cuba, y le llamo problema, porque la situación de Cuba es un problema para todos como explicaré más adelante.
La canción a que me refiero se llama “Con la misma piedra” y en su letra dice un par de cosas que debíamos tener grabadas en nuestras mentes, pero no es así. Copiando pedazos de la letra de la misma, se lee: “Tropecé de nuevo y con la misma piedra”, “Yo que había jurado no jugar con ella (la piedra)”, “Tropecé con ella y con el mismo pie”.
Con la excepción de la pésimamente organizada, y mal ejecutada invasión de “Bahía de Cochinos” donde la CIA hizo un ridículo descomunal que pagaron nuestros héroes de la brigada 2506, que a pesar de su valentía fueron aplastados por el gobierno castrista, todos los intentos que el gobierno norteamericano ha hecho para derrocarlo, han fracasado.
Aclaro que entiendo que el problema mayor es de los cubanos, pero me niego a aceptar que el gobierno castrista solamente representa un problema para los cubanos. Es mucho más que eso, aunque no lo quieran aceptar. Es también un problema para Estados Unidos y para la comunidad internacional.
Doce presidentes norteamericanos: Dwight Eisenhower, John Kennedy, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George H. W. Bush, Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y ahora Donald J. Trump, han intentado derrocar al gobierno castrista, aunque le llamen de otra forma, ya que a últimas fechas lo que buscan son cambios que democraticen Cuba.
Pero obviamente mientras exista un Castro o un castrista en el poder, Cuba no va a cambiar, porque sería un problema para ellos, y voy a explicar porqué:
Cuba es un problema para el castrismo, porque el país está plagado de dificultades que para resolverse necesitan un cambio de sistema. Pero ese cambio de sistema les implicaría perder el poder y eso es inadmisible para ellos porque saben que, con el poder, perderían su libertad pues serían encarcelados y juzgados por los crímenes de lesa humanidad que han cometido por décadas, crímenes que no prescriben.
También es un problema para ellos, porque perderían toda la riqueza mal habida, donde quiera que la tengan. No existe forma de que puedan escaparse de sus corruptelas. Y a esto, le podemos añadir que existen muy pocos países en el mundo que pudieran brindarles asilo. En muy pocos lugares del planeta podrían vivir tranquilos.
Por eso no hacen los cambios ya que saben que, aunque la situación económica empeore y se vuelva crítica, y aunque el pueblo proteste, tienen la fuerza de las armas, que no vacilarán en utilizar. Ya han matado, de manera directa o indirecta, a decenas de miles y no les importará matar a decenas de miles más. El castrismo ha sido sanguinario, asesino, bestial, etc. y lo seguirá siendo con tal de mantenerse en el poder.
El pueblo cubano también tiene un problema pues es víctima del castrismo. Es un pueblo esclavo, con sus derechos pisoteados, sin ninguna oportunidad de mejorar mientras y sin poder emigrar porque ya casi ningún país acepta la emigración cubana. No tienen derecho a trabajar para generar una riqueza que les proporcione un mejor nivel de vida, no tienen derecho a expresarse y opinar libremente porque serían detenidos, mucho menos pueden organizarse pues el castrismo lo prohíbe y lo penaliza.
Para Estados Unidos también es un problema, pues aparte de proporcionar una base de espionaje a rusos y chinos, es un cáncer que lleva su metástasis a otros países y ahí tenemos el caso de Venezuela. Los cubanos han entrenado las fuerzas represivas del chavismo, que va camino a convertirse también en un régimen totalitario. Miles de venezolanos han emigrado a muchos países. Y Venezuela también es un cáncer marxista que puede llevar su metástasis a otros países.
Hoy ya hay decenas de miles de venezolanos indocumentados en Estados Unidos, somo pronto empezarán a haber cubanos indocumentados. Y la fuente del cáncer está sólo 90 millas al sur.
¿Por qué el país más poderoso del mundo no ha podido eliminar el cáncer castrista? Muy fácil, porque ha intentado hacerlo a través del embargo y el aislamiento económico. Esa es la piedra con la que han tropezado ya doce presidentes norteamericanos. No se ha podido aprender de los errores y se siguen cometiendo.
Nunca el embargo funcionó como debía y era más permeable que un colador. Cuba nunca estuvo aislada económicamente, ni mucho menos bloqueada. Y jamás se logrará doblegar al régimen cubano mediante medidas económicas, porque es un gobierno al que no le importa el bienestar del pueblo y que tiene la fuerza para someter cualquier intento interno de cambio. Cuando las piedras se enfrentan a las balas, siempre ganan las balas.
Por eso, la estrategia necesariamente tiene que ser otra, y esa estrategia no puede ser otra que el uso de la fuerza, y no hablo de que 100,000 marines invadan Cuba. La estrategia de fuerza que propongo, es someter a Cuba a un bloqueo total marítimo y aéreo, destruir la fuerza aérea cubana lo que sería muy fácil para la Fuerza Aérea Norteamericana y su alta tecnología. Usar drones en objetivos estratégicos que eliminen lo que sea necesario eliminar, y forzar la rendición de las fuerzas armadas cubanas.
Entonces, se podrían usar los cascos azules de las Naciones Unidas, en una misión de paz, para forzar que se mantenga la paz interna, mientras se establece un gobierno de transición, que primero atienda los problemas urgentes e inmediatos del país para después convocar a un plebiscito donde se obtenga la anuencia del pueblo cubano para realizar una asamblea constituyente y se redacte una nueva constitución donde se garantice el respeto a los derechos humanos, la división de poderes, el pluripartidismo y el derecho de los cubanos a elegir sus gobernantes mediante el voto libre y secreto de los ciudadanos. Libertad política y libertad económica.
Aprobada la nueva constitución, y tras un plazo razonable indispensable para que los cubanos puedan organizarse en partidos políticos, se realicen elecciones libres de las que emane un nuevo gobierno electo por el voto de los cubanos y reconocido, apoyado y protegido por la comunidad libre internacional.
Sin el uso de fuerza no cederá el castrismo. Sin el uso de fuerza no se lograrán los cambios en Cuba. Y el uso de la fuerza es la mejor solución, ¿saben porqué?

Porque es la única.

lunes, 12 de junio de 2017

Discrepo con Paquito D’Rivera. Los venezolanos no son más valientes que los cubanos.

Respeto y admiro a Paquito D'Rivera, pero discrepo con él.
Paquito de Rivera nació el 4 de junio de 1948 en Marianao, o sea, acaba de cumplir 70 años de edad, Paquito se crió en Cuba, fue alumno del Conservatorio Nacional donde estudió música y su habilidad con el clarinete y el saxofón, lo convirtieron en uno de los músicos más sobresalientes de su generación, llegando a ser solista de la Orquesta Sinfónica Nacional.

Conoció a Chucho Valdés con quien fundó en 1965 la Orquesta Cubana de Música Moderna. En 1973 fundaron uno de los grupos cubanos más sobresalientes y exitosos que ha habido en Cuba, “Irakere” cuya música fusiona el Rock, el Jazz y la música cubana con la música clásica.

Paquito, un genio musical, encontró en la música las razones para decepcionarse del régimen cubano, Según declaró en una entrevista a “Reason TV”, su decepción se origina porque el régimen cubano consideraba al Rock y al Jazz como música imperialista, la música del enemigo, y ponía obstáculos a su difusión e interpretación. Por eso durante una gira de Irakere por España en 1981, Paquito desertó y obtuvo asilo en Estados Unidos.

Tras su defección, su carrera musical ha sido una cadena interminable de éxitos, entre ellos ha obtenido 14 premios Grammy, el equivalente del Oscar para los músicos. Lo respeto y lo admiro. Paquito D’Rivera es sin duda una gloria cubana viviente.

Recientemente, Paquito D’Rivera concedió una entrevista a la agencia española de noticias EFE, dijo algunas cosas que tiene todo el derecho del mundo a decir y que muchas otras personas también creen. Los que luchamos por la Libertad, sabemos que es un derecho inalienable decir lo que se piensa, aunque muchos no estemos de acuerdo.

Paquito declaró en esa entrevista después de alabar la "valentía" que los venezolanos muestran día a día en las calles para exigir el fin del Gobierno de Nicolás Maduro, que lamentaba que el pueblo cubano no haya tomado nunca el mismo camino. Textualmente dijo "Nosotros los cubanos, tenemos que arreglar eso (la situación política de la isla) como lo están haciendo los venezolanos. Están siendo muy valientes, nosotros no lo somos".

Creo que Paquito subestima la lucha que los cubanos hemos llevado durante casi seis décadas y seguramente hay muchas cosas que él desconoce. Cuando triunfó la revolución en 1959, su edad era 10 años y medio, cuando la invasión de Bahía de Cochinos le faltaban dos meses para cumplir 13 años y cuando la crisis de los misiles nucleares de 1962, tenía 14 años y 4 meses.

En aquella época no existían los celulares ni la televisión por cable. Uno se informaba a través de la radio y la televisión y por lo que publicaban la prensa escrita. Pero en Cuba, a partir de 1960 comenzaron las nacionalizaciones y en pocos meses la televisión privada fue expropiada y se utilizó para dar las noticias como las quería dar el gobierno, la verdad desapareció y todo era propaganda y adoctrinamiento.

Los periódicos y revistas, después de haber sido sometidos a la censura y a las coletillas (que eran unos comentarios que el gobierno agregaba al final de las noticias y columnas para desacreditarlas), también fueron estatizados, aunque el gobierno le llamó nacionalizaciones, pero ¿Cómo se podría nacionalizar periódicos, estaciones de radio y cadenas de televisión que eran cubanas?

Así, cuando usted, Paquito, tenía entre 12 y 13 años, las noticias que la TV y la prensa “revolucionarias” divulgaban, eran que la contrarrevolución dirigida por el imperialismo Yanqui, estaba intentando, acabar con la revolución, aunque no publicaban todas las noticias porque el control de la información era fundamental para controlar el poder.

Pero sí publicaron que comandantes que habían luchado contra Batista junto a Fidel Castro en las montañas de la Sierra Maestra o el Escambray, como Humberto Sorí Marín y el norteamericano William Morgan habían sido fusilados por traidores, que Camilo Cienfuegos había muerto cuando la avioneta en que viajaba había desaparecido (en circunstancias muy extrañas) sin haberse encontrado nunca, y que el comandante Huber Matos había sido aprehendido y condenado a 30 años de cárcel por traidor.

También publicaron que nuestros héroes de la Brigada 2506 que habían luchado en Bahía de Cochinos, eran unos traidores y unos mercenarios al servicio del imperialismo Yanqui.

Pero nunca publicaban los enfrentamientos con los cubanos que desafiaban a los comunistas castristas, o que luchaban en las montañas del Escambray, ni muchas otras cosas. La prensa cubana nunca publicó que en sus primeros 5 años la revolución fusiló a más de 5,000 cubanos, que había miles de prisioneros políticos en las cárceles, muchos de ellos condenados a 25 o 30 años de cárcel y que los derechos humanos se violaban a diestra y siniestra.

Esos, Paquito, eran los valientes cubanos que se enfrentaban al castrismo en medio de un régimen de represión y terror, donde las ejecuciones extrajudiciales no eran raras. Desde 1959 en Cuba desapareció todo vestigio de democracia, los políticos no comunistas fueron perseguidos y tuvieron que huir para no ser encarcelados.

Desde que triunfó la revolución, desapareció el ejército regular y fue sustituido por el ejército revolucionario. Tampoco en Cuba volvieron a haber elecciones pluripartidistas libres y con voto secreto (¿Elecciones para qué?). Se reescribió la historia de Cuba, y los niños en los colegios, todos manejados por el gobierno eran adoctrinados y se les lavaba el cerebro con una versión distorsionada de la realidad.

Ya desde 1964 el gobierno tenía un control totalitario del país, había perfeccionado los comités de defensa de la revolución y era imposible hacer nada en contra del gobierno. No era miedo, no era cobardía, no era falta de valor. Era impotencia. Había que huir y por eso tantos cubanos huyeron de Cuba.

Los cubanos salían de Cuba por decenas de razones que al final tenían un común denominador: La falta de libertad, el control totalitario y la imposibilidad de intentar nada para revertir la situación. Por eso salimos tantos. Por eso usted desertó en España, y como usted, desertaron miles.

La situación actual de Venezuela es diferente. El Chavismo está dividido, los venezolanos tienen acceso a Internet, y aunque los medios están controlados, todavía se recibe televisión por cable o por internet. Y todavía hay una Asamblea Nacional controlada por la oposición luchando por ejercer un liderazgo.

¿Se imagina usted en Cuba a Leopoldo López preso y a Lilian Tintori haciendo declaraciones frente a la cárcel? Por supuesto que no. Ya Lilian Tintori estaría también presa o hubiera tenido que huir de Venezuela.

Y en Venezuela existe un Tribunal Superior de Justicia, algunos de cuyos miembros han renunciado mientras otros se atreven a discrepar del gobierno, y existe un ejército dividido, que ya ha expresado al gobierno que no se debe reprimir a las personas que se manifiestan en las calles.

No voy a extenderme más porque la situación venezolana se conoce bien y después de 36 años de exilio, usted ya debe conocer la situación de Cuba y debe saber que ha sido y es, muy diferente a la venezolana.

Por eso discrepo de usted. Los venezolanos no son más valientes que los cubanos, sino que las condiciones de Cuba y Venezuela son muy diferentes. Usted puede opinar lo que quiera, pues es su derecho, pero creo que en su entrevista a EFE se ha equivocado, y digo esto sin intentar menospreciar la valentía del hermano pueblo venezolano.

Y le doy la razón en una cosa. Lo que intentó hacer Obama con Cuba no funcionó, como tampoco funcionó lo que otros once presidentes norteamericanos intentaron hacer durante unas cinco décadas.

Donde discrepo, es que la solución del problema no es revertir todo lo que hizo Obama para quedar en lo mismo de antes. Si fuera así, habría que revertir todo lo hecho en casi seis décadas.

Sin duda, la solución está en construir sobre lo que Obama hizo, pero con una actitud negociadora más fuerte. Es intentar algo nuevo que seguramente incluiría presionar para que, tanto en Cuba, como en Venezuela, se dé un cambio hacia la democracia y la libertad. Si los besitos no funcionaron, hay que usar un poco de fuerza. 

Pero, ¿Hay voluntad de hacerlo?


viernes, 9 de junio de 2017

Eliécer Ávila desea “un diálogo” con el régimen.

“Si usted quiere ser un revolucionario, tome las armas y haga lo que hacen los revolucionarios”
por María Matienzo. Reproducido de Cubanet. 

Eliécer Ávila (Foto: María Matienzo)
LA HABANA, Cuba.- Cuando a un cubano cualquiera se le pregunta quién es Eliécer Ávila enseguida salta el suceso de la UCI suceso de la UCI (Universidad de Ciencias Informáticas) que se convirtió en viral en una Cuba sin Internet.
Los más desconectados se asombran de que Eliécer aún permanezca en la Isla, pero los que, de una manera u otra, se mantienen al tanto de lo que acontece en la Cuba opositora y saben que el aquel adolescente es disidente hoy muestran simpatía, aunque no sepan a ciencia cierta qué está haciendo o simplemente le exigen al que una vez puso en ridículo a Ricardo Alarcón un mayor protagonismo en el cambio que todos quieren.
Sin embargo, Eliécer Ávila cree que él sí ha dado un “salto cualitativo” con la fundación de Somos+ hace ya casi cuatro años y su vinculación a la plataforma #Otro18: “Nosotros, que veníamos con la convicción de que no podíamos estar promoviendo la fundación de barrios de Miami con el nombre de Somos+, en el sentido de que no nos convirtiéramos en una plataforma o un puente para la emigración o en una ONG de asistencia social de ayuda para esto, ayuda para lo otro, y como sabíamos además que no íbamos a aspirar a los mismos fondos para trabajar, nos dimos cuenta que la práctica tenía que ser distinta”.
“Quiero dejar claro que esto no constituye una crítica a lo que se venía haciendo, sino el reconocimiento al valor de una serie de gente que las admiramos y reconocemos; pero a nosotros ya nos tocaba dar un salto cualitativo y tener iniciativas distintas”, acota.
La aclaración es válida en tanto Eliécer Ávila podría ser en el ambiente de la Cuba opositora una de las voces más controversiales, y las consecuencias son ventiladas en medios de prensa y redes sociales. La controversia y la represión van de la mano cuando se trata de Somos+ y Eliécer Ávila
Continúa explicando qué es Somos+ para analizar luego el porqué de la represión sobre sus miembros: “No queríamos centrarnos en el pasado, ni quedarnos girando en torno al presente sino sobre todo tratar de construir una idea de futuro, una idea que sirviera de guía al resto de los cubanos. Por eso se unieron al movimiento principalmente personas preparadas, gente en su gran mayoría universitarios. Tenemos pastores evangélicos, médicos, enfermeros, ingenieros, estudiantes de varias universidades”.
“Creo que los órganos represivos se acostumbraron a lidiar con cierto tipo de activismo que tiene que ver con las protestas en la calle, y que es válido, pero los órganos de represión bajaban siete u ocho hombres fuertes de la Brigada de Respuesta Rápida, te montaban en una patrulla y quedaba invalidada esa acción”, dice Eliécer, y agrega: “Lo que ellos lograron hacer con éxito durante décadas fue aislar a la oposición de las corrientes de pensamiento, de diálogo interno, de debate que se daban dentro de las instituciones, dígase el arte, el cine, en las universidades, los sindicatos y otros espacios”.
Esta perspectiva de la organización hizo que la plataforma #Otro18, con su propuesta de reforma electoral y la postulación de candidatos independientes, fuera una alianza perfecta, pero también un motivo de represión.
“Evidentemente Somos+ ha venido cultivando ese buen criterio de mucha gente, tenemos un capital humano bastante adecuado para postularse políticamente”, asegura su líder. “Estamos hablando de personas intachables, que tiene un sólido conocimiento de lo que son y lo que quieren, personas con un respaldo en sus comunidades, por lo que tenemos una serie de candidatos ganadores en un posible proceso que dependa del apoyo de sus vecinos”.
Y la elección de algunos de los miembros de Somos+ o del mismo Eliécer Ávila significaría el acceso al poder, el diálogo con el Estado, lo que es, además de sus respuestas impulsivas, una de sus aristas como político que más polémica han suscitado.
“Hemos detectado que las críticas hacia mi persona y Somos+ en realidad son bastante locales”, hablando en plural para referirse a la dirección de comunicaciones de la organización. “Son bastante localizadas en tres o cuatro personas, que con sus criterios válidos, sus preocupaciones entendibles, tal vez por la historia que han pasado, los extremos que han vivido. Y nosotros tratamos de comprenderlos y de explicarnos, pero eso forma parte de la política. No podemos confrontarlos como si fueran enemigos porque tenemos un sueño en común pero tenemos ideas distintas de cómo llegar a él”.
Ávila analiza los porqués y los por cuantos: “Es muy polémica la posición del movimiento, sobre todo porque es nueva. Todo lo que es nuevo, todo lo que se sale del cánon acostumbrado en un país y en una familia es polémico. Lo que es nuevo es que nosotros estamos sentando un centro político donde creemos, además, que está la mayoría del pueblo cubano”
A lo que agrega: “La mayoría no está ubicada, por un lado, en el extremo que quiere exterminar de una manera de la faz de la tierra 57 años de historia como quiera que sea, que para mí son imposibles de borrar; ni del otro extremo que quiere mantenerse viviendo de la historia”.
Entonces define la posición de Somos+: “Nosotros ni una cosa ni la otra. Lo que hace falta es poner en primer plano el desarrollo. Esa es una prioridad en un discurso de oposición que creo que es novedoso y estamos conscientes de que a muchas personas de ambos lados, acomodadas en sus discursos, sin pensar en algo más allá que eso, les causa un cortocircuito. Si analizan a fondo nuestro criterio, nos leen, nos escuchan creo que vamos a tener una compresión bastante amplia”.
Polémica, disgustos y “el enemigo”
Pero su carrera política ha tenido de todo menos comprensión. Baste mencionar dos de las polémicas más recientes: La supuesta acusación a Antonio Rodiles de corrupción que quedó aclarada en medios y redes sociales, según Eliécer; y sus criterios sobre el cubano que corrió con la bandera cubana el Primero de Mayo.
Para él, ambos hechos no fueron tal cual se leyeron.
Sobre el primero afirma: “Yo nunca he dicho que Rodiles es un corrupto”, y cuenta, grosso modo —porque la historia es bien conocida—, que “en el marco de una conferencia donde estaban participando unas cuantas personas, había dos que estaban llamándome a mí, a Cuesta Morúa y a Yoani Sánchez agentes de la Seguridad del Estado, cobardes, prestados, y no me dejaban hablar, y a esas personas que se fueron de Cuba y se robaron dinero aquí de sus organizaciones, les dije, mirándole a los ojos: ‘yo no marcho con corruptos’”.
El hecho, según el mismo Eliécer, se divulgó mutilado: “Fue un incidente lamentable para nosotros, aunque no lo propiciamos. Nunca nos planificamos para hacerlo, fue una reacción, me salió el guajiro”. Y termina achacándole la diferencia de criterios entre Antonio Rodiles y otros opositores a “la posición nuestra sobre las relaciones con los Estados Unidos”.
Sobre “el corredor”, como él y otros le llaman al cubano del Primero de Mayo, dijo: “No digo que el hombre no es un opositor, eso lo dice él”, y se refiere a las entrevistas que dio a la prensa cuando protagonizó su protesta a la entrada en el puerto del crucero con turistas estadounidenses. “Y a mí me parece sano, porque en primer lugar para que un ciudadano se pronuncie no tiene que ser necesariamente un opositor o militar en un partido. Creo que el derecho ciudadano es tan legítimo que no hace falta vestirlo de nada”. Cree además que esta fue una “excelente oportunidad desperdiciada” para hacer reclamos más concretos y cuestiona que algunos medios “simbólicamente hagan esa superposición entre bandera americana y oposición”.
“A muchos, sobre todo los que viven fuera, les puede parecer interesantísimo. A mí como opositor, que vivo en Cuba, que tengo un proyecto acusado de servir al imperialismo, honestamente me parece que políticamente no es lo más deseable”, aunque confiesa que se rio muchísimo de cómo se les “jodió el desfile a esta gente, porque también soy un defensor de la libertad de expresión, y porque lo que quiero es expresarme libremente, me hubiera gustado que no fuera la bandera americana”.
“Siento que los opinadores en Facebook a veces son extremistas”, hablando sobre el espacio donde más se le ha cuestionado porque es a su vez donde él como político ha socializado su postura. Como otros, sabe que la red social es un centro poderoso de reunión.
“El cubano necesita leer más y no sólo reaccionar. A veces en Facebook se refleja el pensamiento siempre más extremo”, anota, en tanto se llama a sí mismo “moderado” e incluye a otros que solo dan un like ante polémicas entre “comentaristas extremistas”, y conmina a cambiar las reacciones porque “no podemos seguir permitiendo que los extremistas se apoderen del mundo. Y eso está pasando en la política, está pasando en las elecciones, está pasando en los programas de partidos. Las personas balanceadas, moderadas, estables psicológicamente, capaces de discernir los objetivos, tenemos que participar más”.
“¿Quién es el enemigo? Sí, lo tengo bien claro, lo que no estoy seguro que esté en un solo lugar”, y no abunda más en el tema.
El diálogo con el Gobierno “sería deseable” 
Ahora que Eliécer Ávila se enfrenta a cargos de “enriquecimiento ilícito”, y que su caso ha sido maniatado por la Seguridad del Estado, uno de los argumentos que esgrimen sus detractores cobra vigencia: ¿Creerá que aún el diálogo con el Gobierno es posible?
“Un diálogo con el Gobierno sería deseable porque aun cuando tiene todas las características que mencionas, el problema es que son ellos quienes imprimen los pasaportes, administran la policía, los bomberos, quienes ponen y quitan el agua, quienes hacen o deshacen las carreteras, son quienes gobiernan”, y esgrime lo que considera, más que un argumento, una enseñanza que no se debe desechar: “Este Gobierno intentó borrar la República y no lo logró. Recorres hoy La Habana y lo único que se puede disfrutar es lo que heredamos. No podemos llegar como los revolucionarios del siglo XXI y borrar 57 años de ese proceso tan defectuoso que se llama revolución. Lo que se puede es superar, para eso tiene que haber evidentemente una confrontación de argumentos y el Estado es el empleador del 90 % de la fuerza laboral. Por tanto, cuando hablamos de un diálogo con el Gobierno, es un diálogo con la gente también, y si nosotros queremos ganar ese pueblo a que ayude a que se promueva un cambio, no podemos mostrarnos u ofrecernos como la goma de borrar la historia”.
Remata, en un tono más personal: “Todo lo que he conseguido en mi vida ha sido explicando mis ideas y a eso se le llama política”, y arguye que “si usted quiere ser un revolucionario, tome las armas y haga lo que hacen los revolucionarios; pero si usted quiere participar en política, lo primero que tiene que entender es que la política es el mecanismo mediante el cual la gente dialogando resuelven sus problemas. Así que negar el diálogo es negar la esencia misma de nuestra aspiración”.

LA AUTORA: 
Maria Matienzo Puerto: Una vez soñé que era una mariposa venida de África y descubrí que estaba viva desde hacía treinta años. A partir de entonces construí mi vida mientras dormía: nací en una ciudad mágica como La Habana, me dediqué al periodismo, escribí y edité libros para niños, me reuní en torno al arte con gente maravillosa, me enamoré de una mujer. Claro, hay puntos que coinciden con la realidad de la vigilia y es que prefiero el silencio de una lectura y la algarabía de una buena película.
LA AUTORA: María Matienzo Puerto

viernes, 2 de junio de 2017

Lineamientos económicos del castrismo: Empresas privadas sin libertad económica.

Nuevos lineamientos permitirían pequeñas y medianas empresas en Cuba.
Finalmente, los lineamientos de política económica, sin ningún cambio aparente, fueron aprobados por la Asamblea del Poder Popular en Cuba. Estos nuevos lineamientos permitirán la existencia de “Pequeñas y Medianas Empresas”, que normalmente se conocen por su acrónimo “Pymes”, pero no se han proporcionado datos específicos ni sobre el criterio de clasificación ni la estructura jurídica que tendrán.

Como dato, mencionaré que para el Mercosur y para la Unión Europea, las Pymes se integran en base a tres “tamaños” de negocios:
  • ·         Microempresas, cuando tienen un máximo de 10 empleados.
  • ·         Empresas pequeñas, si tienen entre 11 y 50 empleados.
  • ·         Empresas medianas, si tienen más de 50 pero menos de 200 o 250 empleados.

O sea, una Pyme es una empresa que tiene un máximo de 200 a 250 empleados. Sin embargo, la contribución económica de las Pymes es extraordinaria. Por ejemplo, en México el 97% de las empresas son Pymes y generan el 79% del empleo y la cuarta parte del Producto Interno Bruto (PIB). En Colombia, el 80% de las empresas son Pymes y generan el 45% del PIB.

El objetivo principal de emprender un negocio es ganar dinero, generar ganancias. Las ganancias generadas se utilizan tanto para mejorar el nivel de vida de los propietarios como para generar recursos que se reinvierten para hacer crecer el negocio y buscar otros mercados.

Cuando una empresa produce algo o proporciona un servicio, el precio lo fija el mercado a través de la “Ley de la Oferta y la Demanda”. Una empresa tratará de fijar el precio más alto que pueda, siempre y cuando sus clientes estén dispuestos a pagarlo.

Si existe competencia, que es la condición deseada, los precios se fijarán para poder competir. Ninguna empresa podría vender su producto o servicio, si un competidor lo hace a un precio menor. Así el libre mercado regula los precios. Al tener que competir y ganar dinero, las empresas buscarán bajar sus costos e incrementar su productividad.

Pero la experiencia reciente en Cuba es la tendencia del gobierno castrista a interferir con la oferta y la demanda y establece un precio tope a los productos y servicios, lo que le quita su atractivo a emprender pues, como mencionamos, el principal objetivo de poner un negocio es justamente tener utilidades, ganar dinero, mejorar el nivel de vida, tener acceso a bienes y servicios, o sea, tener una mejor calidad de vida.

El papel del gobierno debería limitarse a recibir el pago de los impuestos por ganancias a una tasa competitiva, a asegurar que se respeten las leyes laborales en materia de jornadas, salarios, días de descanso, vacaciones, prestaciones sociales y normas de seguridad, y asegurar que los productos o servicios tienen las características y especificaciones que aseguren la protección de los consumidores.

Asimismo, las leyes deben se estables y no cambiar de un día para otro para que los emprendedores puedan planear bien sus estrategias de producción, contratación, comercialización y crecimiento.

Pero en Cuba no pasa eso ya que las experiencias recientes demuestran que se fijan unas tasas impositivas muy altas, los emprendedores no tienen la libertad de comprar sus insumos libremente en el mercado, y como las reglamentaciones no son claras, los inspectores fijan multas a su antojo o reciben dinero para hacerse de la vista gorda. En Cuba, la escasez crónica y los bajos salarios, han provocado una corrupción rampante.

Aparte, las regulaciones se cambian continuamente. De un momento para otro no se permite usar algo (carretillas) o no se permite vender en ciertas zonas. Aparte, se obliga a que se compren los insumos al monopolio estatal, que muchas veces no los tiene. Y si se consiguen en el mercado negro y el gobierno lo detecta, los emprendedores son multados y sus negocios pueden ser clausurados.

En Cuba no existe un mercado libre y los nuevos lineamientos no lo garantizan.

Y todavía es peor, cuando los funcionarios y dirigentes del país, que quieren promover la creación de empresas privadas, declaran que no se permitirá el enriquecimiento o la concentración de la riqueza. 

El mismo Marino Murillo declaró que "No se permitirá la concentración de la propiedad y la riqueza aun cuando se promueva la existencia de formas privadas de gestión". También declaró que "A determinada escala, la gente tendrá un determinado nivel de ingreso".

Eso es un absurdo, ya que va contra el concepto de libre mercado y le quita el atractivo a emprender”. Se quiere incentivar un sector privado “complementario” y a la vez se amenaza y limita el principal incentivo para emprender que es ganar dinero.

En resumen, en la forma publicada, los lineamientos económicos no cumplen la función deseada.

Un sector privado exitoso, necesita poder trabajar con libertad de todo tipo. Si no es así, fracasará o su éxito será limitado y del éxito de los emprendedores se benefician sus proveedores, sus empleados, el gobierno y todos en general.


Pero es muy difícil quitarles de la cabeza a los castristas su deseo de controlar todos los aspectos de la vida y de la sociedad, porque su temor a perder el poder es mayor que su deseo de mejorar a Cuba.