Impresionante Portaviones Norteamericano |
Durante mi exilio, he militado en muchas organizaciones que
promueven la libertad de Cuba pero no se ha logrado nada que nos haga pensar que
Cuba será libre pronto.
He sido miembro del Movimiento Demócrata
Cristiano y de la Fundación Nacional Cubano Americana. Apoyé a la organización “Manos Solidarias” y apoyé sin reservas a “Todos Marchamos”. Fui miembro y continúo apoyando al movimiento político Somos+ y le ofrecí mi
apoyo y colaboración a Rosa María Payá y “Cuba Decide”. Mi activismo por la libertad de
Cuba está más allá de cualquier duda.
Comencé a escribir mi blog en 2011, y aparte colaboraba ocasionalmente
con Cubanet.. Lo continué hasta que lo tuve que dejar por razones de
tiempo, para escribir en dos publicaciones electrónicas: “Yusnaby Post” e “Hispano Post”. Mantengo un compendio de todas mis columnas publicadas, pero por razones que no vienen al caso, decidí dejar de escribir para ellos y nació mi nuevo blog “Jorge Ros Opina” donde ustedes están leyendo esta columna.
Pero me enorgullece poder decir que algunas columnas mías han sido reproducidas en Cubanet, 14 y Medio, Diario Mayor de El Salvador, y en el Perth Herald Tribune de Australia. Y seguramente en otros lugares donde ni me he enterado.
Pero escribir no nos acerca a la liberación de Cuba, por muy diversas
razones. La principal es que olvidamos que el objetivo común de todos los cubanos
es lograr la libertad de Cuba y para ello hay que deponer el régimen castrista y
establecer un gobierno electo democráticamente que represente a todos los
cubanos y eso, los cubanos no lo podemos
hacer solos.
Pero aún así, los cubanos estamos divididos. Se critica a
los nuevos movimientos opositores que tratan de hacer algo en Cuba y se les acusa de
ser comunistas, de pertenecer a la seguridad del estado o de estar infiltrados
por la misma, como si en el exilio no estuviésemos también
infiltrados.
Acusamos a los cubanos que salieron en los últimos años de Cuba y se les
llama refugiados económicos y se les reclama no haberse quedado a luchar en
Cuba. Y muchos de los que reclaman eso son refugiados económicos que salieron
de Cuba hace muchos años. No queremos ver que somos los mismos cubanos y
que el mundo ha cambiado mucho en 58 años.
No nos damos cuenta de que los cubanos que llegan cubanos no fueron educados en una Cuba
Libre, sino en un sistema que les lava el cerebro, les
cambia la verdad y lo primero que les enseña es a decir “Pioneros por el
comunismo, seremos como el Che”. ¿Y Martí donde quedó?
Y los 56 años de república independiente que tuvimos, con errores, pero
con progreso, se borran del mapa y de los libros de estudio.
Si esos compatriotas han sido educados de manera diferente y con la
información controlada por el castrismo, ¿Cómo queremos que piensen exactamente
igual que nosotros? Y eso nos divide más porque se les considera cubanos de
segunda. Aparte, un gran número de cubanos se preocupan más sobre si un
compatriota votó por los demócratas o por los republicanos que por la necesidad
de lograr la libertad de Cuba.
Y se critica si un cubano va a Cuba a visitar a su familia, y lo
estigmatizamos, cuando la familia es la célula central de una sociedad. Se les acusa
de ayudar económicamente al castrismo como si esos dólares fueran los causantes
de que no hubiera libertad en Cuba. Que trabajo nos cuesta entender que ninguna
medida económica va a dar resultado contra una tiranía totalitaria.
Y si los opositores viajan, muchos los acusan de usar la oposición para
hacer turismo, cuando esos viajes son básicamente para participar en eventos y
buscar apoyo, y que asu regreso, se enfrentan normalmente a una reacción violenta
del castrismo, son detenidos, y sus teléfonos y
computadoras son confiscados. Pero no se escapan de la demoledora crítica de
muchos compatriotas exiliados.
Durante más de 50 años ningún gobierno norteamericano ha querido hacer
algo verdaderamente efectivo para derrocar el comunismo en Cuba. Se han
enredado en guerras como la de Iraq para derrocar a Saddam Hussein, la de Afganistán (que sí tiene sus razones), y se involucran en África, Oriente Medio y medio mundo.
Pero Cuba, que está a 90 millas está solita. No la tocan ni con el pétalo de
una rosa.
Y nótese que digo que no han querido, porque es imposible pensar que el país más
poderoso del mundo y líder del mundo libre, no pueda con una isla que está a 90
millas y que tiene menos habitantes que el Estado de Florida. Si Estados Unidos
hubiera querido, ya el castrismo hubiera sido borrado de la faz de la tierra. Y
me refiero a gobiernos norteamericanos de ambos partidos.
Cuando aviones
de guerra de una Cuba hostil derribaron a dos avionetas civiles
desarmadas de los hermanos al Rescate, la reacción del gobierno fue tímida y cobarde. Lo único que hizo el presidente Clinton fue firmar la Ley Helms Burton que después nunca fue aplicada
plenamente. Y los presidentes subsecuentes hicieron lo mismo.
Todos los políticos norteamericanos de ambos partidos, cuando vienen a
Miami, se toman un cafecito y prometen ayudar a los cubanos a recobrar su
libertad perdida. Luego regresan y se olvidan de lo que dijeron.
Se firman decretos con mucha pompa y publicidad, pero un decreto no va a
traer la libertad de Cuba y no queda duda de que los cubanos solos no podemos.
Necesitamos que nos ayuden, y no con palabras, leyes o decretos.
Necesitamos
que nos ayuden con lo que Estados Unidos tiene y nosotros no: La fuerza para
enfrentarse cara a cara con el castrismo, y usar su poder y su tecnología para
forzarlos a retirarse y a permitir que un gobierno de transición guíe a Cuba hacia
la libertad. Esa es la única solución que elimina la causa raíz.
Si le ofrecen una opción de retirada a la camarilla castrista, sin duda la aceptarán discretamente, porque saben que no pueden enfrentarse al poder de Estados
Unidos ya que serían fácilmente derrotados. De esto no hay la menor duda. Pero, ¿por qué en tantos años
los Estados Unidos no han querido ayudar a que Cuba se libere?
Eso no lo sé, pero ya va siendo momento. Para Cuba ya es hora.
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