jueves, 22 de junio de 2017

Cuba y su libertad: Escribimos, se firman leyes y decretos, pero no hay soluciones de fondo.

Impresionante Portaviones Norteamericano
Durante mi exilio, he militado en muchas organizaciones que promueven la libertad de Cuba pero no se ha logrado nada que nos haga pensar que Cuba será libre pronto.
He sido miembro del Movimiento Demócrata Cristiano y de la Fundación Nacional Cubano Americana. Apoyé a la organización “Manos Solidarias” y apoyé sin reservas a “Todos Marchamos”. Fui miembro y continúo apoyando al movimiento político Somos+ y le ofrecí mi apoyo y colaboración a Rosa María Payá y “Cuba Decide”. Mi activismo por la libertad de Cuba está más allá de cualquier duda.
Comencé a escribir mi blog en 2011, y aparte colaboraba ocasionalmente con Cubanet.. Lo continué hasta que lo tuve que dejar por razones de tiempo, para escribir en dos publicaciones electrónicas: “Yusnaby Post” e “Hispano Post”.  Mantengo un compendio de todas mis columnas publicadas, pero por razones que no vienen al caso, decidí dejar de escribir para ellos y nació mi nuevo blog “Jorge Ros Opina” donde ustedes están leyendo esta columna.
Pero me enorgullece poder decir que algunas columnas mías han sido reproducidas en Cubanet, 14 y Medio, Diario Mayor de El Salvador, y en el Perth Herald Tribune de Australia. Y seguramente en otros lugares donde ni me he enterado.
Pero escribir no nos acerca a la liberación de Cuba, por muy diversas razones. La principal es que olvidamos que el objetivo común de todos los cubanos es lograr la libertad de Cuba y para ello hay que deponer el régimen castrista y establecer un gobierno electo democráticamente que represente a todos los cubanos y eso, los cubanos no lo podemos hacer solos.
Pero aún así, los cubanos estamos divididos. Se critica a los nuevos movimientos opositores que tratan de hacer algo en Cuba y se les acusa de ser comunistas, de pertenecer a la seguridad del estado o de estar infiltrados por la misma, como si en el exilio no estuviésemos también infiltrados.
Acusamos a los cubanos que salieron en los últimos años de Cuba y se les llama refugiados económicos y se les reclama no haberse quedado a luchar en Cuba. Y muchos de los que reclaman eso son refugiados económicos que salieron de Cuba hace muchos años. No queremos ver que somos los mismos cubanos y que el mundo ha cambiado mucho en 58 años.
No nos damos cuenta de que los cubanos que llegan cubanos no fueron educados en una Cuba Libre, sino en un sistema que les lava el cerebro, les cambia la verdad y lo primero que les enseña es a decir “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”. ¿Y Martí donde quedó?
Y los 56 años de república independiente que tuvimos, con errores, pero con progreso, se borran del mapa y de los libros de estudio.
Si esos compatriotas han sido educados de manera diferente y con la información controlada por el castrismo, ¿Cómo queremos que piensen exactamente igual que nosotros? Y eso nos divide más porque se les considera cubanos de segunda. Aparte, un gran número de cubanos se preocupan más sobre si un compatriota votó por los demócratas o por los republicanos que por la necesidad de lograr la libertad de Cuba.
Y se critica si un cubano va a Cuba a visitar a su familia, y lo estigmatizamos, cuando la familia es la célula central de una sociedad. Se les acusa de ayudar económicamente al castrismo como si esos dólares fueran los causantes de que no hubiera libertad en Cuba. Que trabajo nos cuesta entender que ninguna medida económica va a dar resultado contra una tiranía totalitaria.
Y si los opositores viajan, muchos los acusan de usar la oposición para hacer turismo, cuando esos viajes son básicamente para participar en eventos y buscar apoyo, y que asu regreso, se enfrentan normalmente a una reacción violenta del castrismo, son detenidos, y sus teléfonos y computadoras son confiscados. Pero no se escapan de la demoledora crítica de muchos compatriotas exiliados.
Durante más de 50 años ningún gobierno norteamericano ha querido hacer algo verdaderamente efectivo para derrocar el comunismo en Cuba. Se han enredado en guerras como la de Iraq para derrocar a Saddam Hussein, la de Afganistán (que sí tiene sus razones), y se involucran en África, Oriente Medio y medio mundo. Pero Cuba, que está a 90 millas está solita. No la tocan ni con el pétalo de una rosa.
Y nótese que digo que no han querido, porque es imposible pensar que el país más poderoso del mundo y líder del mundo libre, no pueda con una isla que está a 90 millas y que tiene menos habitantes que el Estado de Florida. Si Estados Unidos hubiera querido, ya el castrismo hubiera sido borrado de la faz de la tierra. Y me refiero a gobiernos norteamericanos de ambos partidos.
Cuando aviones de guerra de una Cuba hostil derribaron a dos avionetas civiles desarmadas de los hermanos al Rescate, la reacción del gobierno fue tímida y cobarde. Lo único que hizo el presidente Clinton fue firmar la Ley Helms Burton que después nunca fue aplicada plenamente. Y los presidentes subsecuentes hicieron lo mismo.
Todos los políticos norteamericanos de ambos partidos, cuando vienen a Miami, se toman un cafecito y prometen ayudar a los cubanos a recobrar su libertad perdida. Luego regresan y se olvidan de lo que dijeron.
Se firman decretos con mucha pompa y publicidad, pero un decreto no va a traer la libertad de Cuba y no queda duda de que los cubanos solos no podemos. Necesitamos que nos ayuden, y no con palabras, leyes o decretos.
Necesitamos que nos ayuden con lo que Estados Unidos tiene y nosotros no: La fuerza para enfrentarse cara a cara con el castrismo, y usar su poder y su tecnología para forzarlos a retirarse y a permitir que un gobierno de transición guíe a Cuba hacia la libertad. Esa es la única solución que elimina la causa raíz.
Si le ofrecen una opción de retirada a la camarilla castrista, sin duda la aceptarán discretamente, porque saben que no pueden enfrentarse al poder de Estados Unidos ya que serían fácilmente derrotados. De esto no hay la menor duda. Pero, ¿por qué en tantos años los Estados Unidos no han querido ayudar a que Cuba se libere?
Eso no lo sé, pero ya va siendo momento. Para Cuba ya es hora. 

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