domingo, 30 de abril de 2017

Pensamientos de Fin de Semana sobre mi Cuba, porque yo soy cubano

Mi Habana, antes del castrismo
Llevo un par de días pensando en Cuba y, sobre todo, añorando a Cuba. Tantos años fuera de mi país, del que salí siendo un joven, y del que guardo muchos recuerdos, y al nunca he dejado de querer y de considerar mi país a pesar de mis periplos por el mundo. Yo nací en cuba y he sido, soy y seré siempre cubano.
Viví muchos años en México, allí pasé de joven y casi niño a hombre, allí me hice Ingeniero, logré obtener la ciudadanía mexicana y tengo grandes amigos y amigas mexicanos. México sin duda, fue mi segunda patria, y es un país que quiero entrañablemente.
Pero yo soy cubano.
Años después vine para Estados Unidos, y ahora soy ciudadano norteamericano. Aquí obtuve mi certificación como Ingeniero en Calidad y me especialicé en Manufactura Esbelta. Tengo muchos amigos de diversas partes del mundo: norteamericanos, cubanos, venezolanos, colombianos, españoles, nicaragüenses, etc.
Pero yo soy cubano.
Y pensando en Cuba, me he hecho muchas preguntas, muchas de las cuales no tienen respuesta. Algunas lágrimas se derramaron de mis ojos, por la tristeza que sentí por haber vivido tantas situaciones con respecto a Cuba, que yo no podía controlar. Eran muchas cosas y la sentí la impotencia de un exilio que no ha contado con la ayuda de sus “amigos” para enfrentarse a sus “enemigos”. Compartiré algunos pensamientos con ustedes.
¿Por qué le tocó a mi generación heredar los errores que condujeron a esta situación?  Se me hizo inconcebible que Cuba, un país que Colón llamó “La tierra más hermosa que ojos humanos vieran”, poblado por gente linda y alegre sin importar si era rica, pobre o de clase media. Un país que todo lo hacía con música, una música dulce, bonita, que inspiraba a bailar y a sonreír.
Un país que, a pesar de haber vivido su joven independencia con una política plagada de conflictos y corrupción, había sabido manejar su economía y había logrado llegar hasta el punto que en 1958, y de acuerdo con los conceptos económicos que se manejaban entonces, no se consideraba un país subdesarrollado sino un país en etapa de despegue. O sea, un país que se encontraba en la transición entre el desarrollo y el subdesarrollo.
No niego que en Cuba había pobres, que había desempleados, que había analfabetismo. Pero cada día había menos. En Cuba se vivía mejor que en la mayoría de los países de América y de Europa. En Cuba se vivía mejor que en la Unión Soviética y que en China. La lista de los logros alcanzados por Cuba era impresionante.

¿Por qué a ese paraíso le llegó un gobierno lleno de odio y rencor como el castrista? Un gobierno que no le importó mentir para lograr sus propósitos y que, como buen alumno de Stalin, no respetaba la libertad, la dignidad de las personas ni su vida. Que no le temblaba la mano para matar. Jamás podré olvidar como los castristas lograban que cientos de miles de personas concentradas en la “Plaza Cívica” de La Habana, (hoy llamada Plaza de la Revolución) gritaran “paredón, paredón, paredón".

Y Cuba se convirtió en un peón soviético en el juego de ajedrez de la llamada “Guerra Fría”. Los castristas hicieron de los soviéticos sus amigos y patrones, y convirtieron a los norteamericanos en sus enemigos. Porque el castrismo nos hizo “amigos” de la Unión Soviética, una unión de países sojuzgados por el comunismo, llenos de tropas soviéticas dispuestas a actuar cuando alguno de esos países buscaba libertad.

Así sucedió el 16 de junio de 1953, cuando en Berlín hubo un levantamiento generalizado contra el gobierno de la ya desaparecida República Democrática Alemana. 16 divisiones soviéticas y 20,000 soldados actuaron contra la sublevación que, por supuesto, fue controlada en pocos días. Se estiman más de 500 muertos (incluye asesinados y ejecutados), 1,600 heridos y más de 6,000 detenidos condenados a larguísimas penas de cárcel.

Así sucedió en la Revolución Húngara del 23 de octubre de 1956 que comenzó con una revuelta estudiantil y se expandió rápidamente a toda Hungría. El 4 de noviembre, los soviéticos invadieron Hungría con un ejército compuesto por 31,550 soldados y 1,130 tanques de guerra. Les tomó una semana terminar con la resistencia húngara, con un saldo de más de 2,500 húngaros muertos. Miles de húngaros fueron detenidos, 13,000 fueron encarcelados y 350 fueron ejecutados y más de 200,000 huyeron de Hungría como refugiados.

Así sucedió en 1968 en la llamada “Primavera de Praga, cuando los soviéticos decidieron poner fin al experimento de “Socialismo con Libertad” que Alexander Dubcek intentó implantar en Checoslovaquia. La madrugada del 21 de agosto, unos 750,000 soldados soviéticos y de otros países del llamado “Pacto de Varsovia” (versión soviética de la OTAN) invadieron Checoslovaquia, acabando con el experimento de Dubcek. Unos 100 checoslovacos murieron, 500 resultaron heridos, todos los reformistas fueron detenidos y la autoridad del Partido Comunista Checoslovaco fue restablecida.

Esos eran los nuevos amigos del castrismo. Y surge la inevitable pregunta: ¿Por qué la primera potencia del mundo, líder del mundo libre, y que había intervenido tantas veces en Cuba en la era republicana, no lo hizo en el momento que más lo necesitábamos? ¿Por qué ayudaron al castrismo a conquistar el poder, y después, torpemente le permitieron consolidarse, y usaron al pueblo cubano, un pueblo amigo, como elemento de negociación en la guerra fría?

¿Porqué, mientras la Unión Soviética llenaba con sus tropas a los países de la Europa del Este para aplastar militarmente todas las rebeliones que se producían, los Estados Unidos no tocaban a los comunistas cubanos ni con el pétalo de una rosa?

Eso nunca lo entenderé. Y aunque se pueden buscar muchas explicaciones, nada ni nadie puede explicarlo porque ninguna explicación es válida. Por eso, aunque la Unión Soviética desapareció en 1990, hoy el castrismo sigue gobernando Cuba.


Y yo… Yo siempre seré cubano.

sábado, 29 de abril de 2017

La Educación en Cuba y el caso de Karla María Pérez González


Esta Columna fue publicada el día de hoy en la República de El Salvador, Centroamérica por DiarioMayor.net en su sección “Mi Denuncia Semanal a la Dictadura Castrista”. La Reproduzco a continuación:

La Educación en Cuba y el Caso de Karla María Pérez González

Por Jorge Ros, activista democrático cubano


Una de las banderas más gastadas del régimen castrista ha sido la de la gratuidad de la educación en Cuba. Pero, ¿cuál es la realidad de la educación en Cuba?

Cuando triunfó la revolución castrista en 1959, en Cuba existían numerosas escuelas privadas a todos los niveles educativos. Había escuelas muy buenas y otras no tan buenas. Como en todo país subdesarrollado, el sistema de escuelas públicas tenía deficiencias, sobre todo en las zonas más remotas del país o en los barrios más pobres de las grandes ciudades.

En Cuba existía un sistema educativo público que garantizaba una educación primaria gratuita y obligatoria. Sin embargo, no se contaba con los recursos para cubrir todo el país y había niños que no tenían acceso a la escuela. Las cifras varían dependiendo de la fuente, pero se decía que medio millón de niños —alrededor del 7,7% de la población de la Isla— no recibían educación alguna, a la vez que había miles de maestros sin trabajo.

En 1959, el gobierno de Castro puso en práctica un proyecto de alcance nacional para crear nuevas aulas, utilizando para ello edificaciones de antiguos cuarteles militares. Asimismo, creó un contingente de tres mil maestros voluntarios, que fueron destinados a zonas remotas del país.


En 1961, se desarrolló una campaña nacional de alfabetización. Miles de personas, sobre todo estudiantes, organizados en las llamadas “Brigadas Conrado Benítez”, recorrieron el país para enseñar a leer y escribir a un número de analfabetos que el gobierno estableció en 985 mil. Sin embargo, el objetivo de la campaña era doble; además de alfabetizar a las personas, se les adoctrinaba en los principios marxistas y se desarrollaba el culto a la personalidad de Fidel Castro.
A principios de 1961, el gobierno decretó la intervención de las escuelas privadas y el 6 de junio promulgó la Ley de Nacionalización de la Enseñanza. Esta ley sirvió de base legal para que el gobierno castrista expropiara todas las escuelas privadas del país, muchas de ellas religiosas, y para que asumiera el control total de la educación. Los religiosos fueron detenidos y posteriormente expulsados del país. Entre junio y septiembre de 1961, Cuba se quedó prácticamente sin educadores religiosos y sin sacerdotes.
En 1961, Fidel Castro oficializa el carácter marxista de su revolución, después de haberlo estado negando desde su ascenso al poder. El 16 de abril de ese año, en vísperas de la invasión por Bahía de Cochinos por parte de una brigada de cubanos anticastristas en el exilio, Castro alardeó de haber hecho una revolución socialista en las narices de los norteamericanos. El 30 de junio dijo una frase que ha marcado desde entonces la vida de Cuba: “Con la revolución todo, contra la revolución nada”. Finalmente, el 1ro de diciembre de 1961, Castro aceptó que era marxista-leninista y dijo que lo sería hasta el último día de su vida.

Ese alineamiento del régimen castrista con el marxismo trajo como consecuencia que el sistema educativo cubano comenzara a adoctrinar a los niños en dicha ideología política. Se crearon círculos infantiles, que son la versión castrista de las guarderías infantiles. En la enseñanza primaria y secundaria se estableció el movimiento de “pioneros”, una adaptación infantil y adolescente de las juventudes comunistas.
Para no dejar lugar a dudas sobre el adoctrinamiento de los pioneros, el lema que estos deben recitar diariamente es: “Pioneros, por el comunismo, ¡seremos como el Che!”.  Para el que no lo sepa, el Che no es otro que el sanguinario guerrillero argentino Ernesto Guevara, quien fusiló a miles de cubanos en la fortaleza de La Cabaña en 1959, sin previo juicio o después de juicio expeditos y amañados. 
Todos los niños, con raras excepciones, deben convertirse en pioneros por presión social.
En el nivel educativo de preuniversitario, los estudiantes son captados para ingresar en la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), antesala del Partido Comunista de Cuba. La condición de miembro de la UJC se tiene muy en cuenta a la hora de ser admitido en las universidades cubanas.
El gobierno determina qué estudios y cuántas plazas se ofrecen en las aulas universitarias, de acuerdo con el sistema de planificación centralizada marxista. En consecuencia, un estudiante podría no estudiar aquello que desea, teniendo que conformarse con otra cosa.

En Cuba hay muchos profesionales que trabajan en las más diversas actividades no profesionales. También existen escuelas técnicas, en las que no profundizaré para no hacer interminable esta reseña.
Los jóvenes universitarios ingresan automáticamente en la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), una de las llamadas “organizaciones de masas” que conforman el sistema de control totalitario de la sociedad.  Aquí entra en juego la antes mencionada frase de Fidel Castro: “con la revolución todo, contra la revolución nada”. Aunque en teoría, todo estudiante tiene derecho a cursar estudios universitarios, en la práctica sólo aquellos que se mantienen fieles a la ideología marxista, o lo aparentan, son admitidos en las universidades. Si se llega a descubrir que un estudiante tiene ideas no afines a la “revolución”, puede ser expulsado de la universidad, y no tendrá otro sitio dónde estudiar.
Para ilustrar esto último, traigo a colación el caso de la estudiante Karla María Pérez. La Universidad Central de Las Villas (UCLV) decidió expulsarla, pese a que Karla había conseguido la única plaza de periodismo ofrecida para su provincia. Karla ingresó a la universidad gracias a sus altísimas calificaciones. Era una estudiante de excelencia, pero no simpatizaba con el marxismo.
Esa pobre muchacha de 18 años había encontrado afinidad en las ideas del movimiento opositor Somos+. Este movimiento de oposición pacífica lo lidera el joven Eliécer Ávila, quien también fuera un estudiante brillante, que desde una posición de liderazgo se atrevió a cuestionar al sistema.
Karla fue contactada por la Seguridad del Estado, cuerpo represivo del régimen para actividades políticas, que quiso imponerle la condición de informante, a lo cual ella se negó. Por tal motivo, la FEU realizó una votación para determinar si Karla debía ser expulsada de la universidad. La votación arrojó el resultado de 8 votos en favor de esta medida y 6 en contra. Karla fue entonces expulsada, a pesar de sus altísimos resultados académicos. La joven estudiante intentará agotar todas las opciones de apelación posibles; pero las perspectivas no están a su favor.
Muchos estudiantes y maestros han sido expulsados de las universidades cubanas porque el sistema cubano le da más valor a la ideología que a las capacidades académicas. Los que están con la “revolución”, o simulan estarlo, reciben educación gratis. Pero a los que no simpatizan con lo que en realidad es una cruel dictadura militar se les niega ese derecho.

Este artículo se publicó como parte de la campaña
“Mi Denuncia Semanal a la Dictadura Castrista”, promovida por la UNPACU (Santiago de Cuba) y por el Foro América Unida (Santiago de Chile) con el fin de crear conciencia sobre la situación del pueblo cubano en todo el mundo.




viernes, 28 de abril de 2017

¿Elecciones en Cuba? Sepan por qué en Cuba hay elecciones, pero no hay democracia.

Recinto Electoral cubano, supervisado por pioneros
En estos últimos días, ha habido muchas noticias con respecto a las elecciones en Cuba. Hoy se publica una nota en la que se menciona que Raúl Castro, que había indicado formalmente su intención de dejar la presidencia en 2018, podría volver a presentarse como candidato. También ha habido noticias sobre el acoso que el gobierno castrista está ejerciendo contra personas que desean ser candidatos.

Quiero explicar esto, porque hay muchas personas que nos leen en el mundo y no entienden cómo podemos decir que en Cuba no hay democracia si hay elecciones. Incluso muchos cubanos también se confunden con el tema. Pero deseo explicarme bien. Que se celebren elecciones no quiere decir que haya democracia, y les voy a explicar por qué. Comencemos por explicar el “sistema electoral cubano”.

Como no deseo hacer este artículo muy extenso, trataré de simplificar la explicación. La Constitución de Cuba, no acepta el pluripartidismo y sólo permite la existencia de un único partido político en el país: El Partido Comunista Cubano. Pero a diferencia de los partidos en los países democráticos, este partido no es un partido electoral, ya que no propone candidatos ni participa en elecciones, sino que es parte de la estructura de poder y, por supuesto, el primer secretario y líder actual del mismo es Raúl Castro.

En Cuba se celebran en forma general, dos tipos de elecciones:

a)   Las Elecciones de Circunscripción, donde se elige a los delegados a las Asambleas Municipales, y
b)   Las Elecciones Generales, donde se elige a los Diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular y sus dirigentes.

Los candidatos a ninguna de las elecciones son propuestos por partidos políticos, ya que en Cuba no se permite su existencia. Tampoco se permite que ningún posible candidato haga campañas o actos de promoción de ningún tipo. Los candidatos a las Elecciones de Circunscripción son propuestos en asambleas de barrio o circunscripción.  Se hace un breve resumen de las cualidades de cada candidato, que en la mayoría de las ocasiones es solo uno. Los ciudadanos votan y los votos se cuentan públicamente.

Es en estas elecciones de circunscripción, donde algunos grupos opositores como #Otro18 y Candidatos por el Cambio desean participar y tratar de elegir a algunos candidatos bajo la premisa válida de que hay que combatir al sistema con sus propias reglas, y que lograr elegir cierto número de candidatos, lo que permitiría demostrar que en Cuba existe una oposición capaz de retar al sistema.

Sin embargo, se han encontrado con una barrera difícil de quebrar. Hace unos días, dos opositores cuyos nombres son Arturo Rojas Rodríguez y Aída Valdés Santana, que representaban el COPE (Ciudadanos Observadores del Proceso Electoral) fueron arrestados cuando intentaban llegar al Ministerio de Justicia para presentar la solicitud de legalización del proyecto #Otro18, y se les llevó a estaciones policiales.

También en días pasados, el presidente del movimiento político Somos+, Eliécer Ávila, fue detenido cuando regresaba a Cuba. Al ser liberado, fue advertido por la Seguridad del Estado que la obsesión de algunos opositores con las elecciones puede ser “muy peligrosa” para ellos. Eliécer planea ser candidato en las elecciones y ha estado sometido a un acoso continuo. Posteriormente, su casa fue allanada, muchísimas de sus pertenencias fueron ocupadas por la policía y ha sido acusado formalmente del delito de receptación.

Otros opositores que también han manifestado su intención de ser candidatos como Manuel Velázquez, Osvaldo Herrera y Rafaela Veloz también han sido acosados y arrestados. 

En Santiago de las Vegas, fue arrestado José Díaz Silva, que preside el MOPNR (Movimiento de Opositores por una Nueva República) y quien está casado con la Dama de Blanco Lourdes Esquivel Vieito. Junto a él, también fueron arrestados Antonio Alberto Salazar, Rolando Díaz Silva, Diosbel Véliz, Justo A. Paz y otros que posteriormente fueron liberados. José Díaz Silva también fue acusado del delito de receptación.

En Pinar del Río fue arrestado Rolando Casares, que era otro aspirante a delegado y que fue juzgado, y condenado a cinco años de trabajo correccional con privación de la libertad por el supuesto delito de “desacato”.

Como se ve, el gobierno no quiere que ningún opositor sea electo en las Elecciones de Circunscripción y está recurriendo a todos los medios a su alcance para evitarlo y el principal es, por supuesto, la represión. Hay que admirar el valor de estos opositores que sólo con las armas de la razón, intentan derribar parte del muro totalitario.

En las Elecciones Generales, los candidatos son nominados por una “Comisión de Candidatura” integrada por representantes de la Central de Trabajadores de Cuba, de los Comités de Defensa de la Revolución, de la Federación de Mujeres Cubanas, de la Asociación Nacional de Pequeños Agricultores, de la Federación Estudiantil Universitaria y de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media.

O sea, son candidatos únicos elegidos a dedazo y que por supuesto, al ser votados, obtienen el 99% de los votos. Pero una elección sin opciones no es una elección. Se elige a personas que otros escogieron, y ellos, a su vez, eligen al presidente, que también es Raúl Castro, quien propone a los candidatos para vicepresidentes y otros puestos que por supuesto, también son aprobados unánimemente. 

Así, de manera resumida son las elecciones en Cuba.

En Cuba no se permite que existan partidos políticos, que puedan presentar candidatos que brinden opciones a los electores. 

En Cuba tampoco existe división de poderes porque el presidente, preside a la vez el poder Ejecutivo y el Poder Legislativo y designa y controla al Poder Judicial.

En Cuba se reprime a los que quieren ser candidatos opositores, son acosados, encarcelados y se violan sus Derechos Humanos.

En Cuba no existe libertad de expresión para que nadie pueda decir libremente lo que piensa o lo que haría si fuera electo en una elección libre.

En Cuba no hay libre acceso a la información que permita a los electores conocer sus opciones para tomar su decisión de voto, ni tampoco existen opciones de voto porque solo hay candidatos únicos nominados por propio sistema.


En Cuba no hay elecciones libres y justas con la participación abierta de la ciudadanía. 

Por eso en Cuba hay elecciones, pero no hay democracia.

jueves, 27 de abril de 2017

Venezolanos: Miren hacia Cuba y vean lo que pueden esperar

Nicolás Maduro: Dictador Totalitario de Venezuela.
Cuando los comunistas tomaron el poder en Cuba, perdimos muchas cosas y las perdimos sin darnos cuenta de lo que venía. Fidel Castro y su camarilla fueron muy hábiles. Castro fue un genio del mal, y nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Nosotros los cubanos lo perdimos prácticamente todo.

Muchos perdieron su vida o fueron encarcelados. Para afianzarse en el poder, los Castro no vacilaron en fusilar a miles de cubanos, y una vida perdida nunca se recupera. Muchas organizaciones han intentado llevar una estadística que es muy difícil. Archivo Cuba reporta que 5,775 personas fueron fusiladas, 1,234 fueron asesinadas “extrajudicialmente”, 984 fueron asesinadas dentro de las cárceles castristas y unas 200 personas están desaparecidas.

A las personas que fusilaban en la Cabaña, antes de llevarlas al paredón les sacaban la sangre en un negocio diabólico que solo una mente del mal podría concebir. Según reportes del Wall Street Journal, el gobierno de Cuba vendía esa sangre a Vietnam del Norte a un precio de $50.00 dólares la pinta.

Decenas de miles de personas fueron encarceladas y muchas fueron condenadas a penas de 25 a 30 años. Esas personas perdieron su juventud en las mazmorras castristas. Entraban jóvenes de 25 a 30 años, y salían con 55 o 60 años. Los más afortunados, recibían condenas de entre 10 y 15 años, pero para los comunistas, la vida humana no tiene ningún valor.

En abril de 1961, en vísperas de la invasión de Playa Girón, sólo en la Habana fueron detenidas más de 300,000 personas. Se llenaron las cárceles, los cines, los teatros, los colegios, y hasta el estadio de Baseball fue usado como cárcel. En una semana más o menos fueron liberados, aunque muchos fueron juzgados y encarcelados.

Millones de cubanos huyeron del infierno castrista, muchos de ellos en improvisadas y frágiles balsas. Se estima de que uno de cada tres o cuatro personas que escapaban de Cuba en balsas, no lograban llegar y perecían en el intento. Eso pone la cifra estimada de los muertos en las aguas del Estrecho de la Florida, entre 20,000 y 40,000 hombres, mujeres y niños.

Para un país que en 1961 tenía poco más de 6 millones de habitantes, las proporciones son espeluznantes. Los comunistas aniquilaron a toda la oposición cubana, y con una fuerza represiva cruel e inclemente, se hicieron del control totalitario del país.

Ayer, un locutor en un programa de radio, hablaba de que miles de venezolanos habían tomado las calles, y preguntaba irónicamente: ¿Por qué los cubanos no hacemos lo mismo? Eso implica un desconocimiento total de lo sucedido en Cuba durante 60 años de revolución. Durante los años 1960 y 1961, en Cuba se intentaron muchas cosas, pero la fuerza del gobierno, con el apoyo soviético, la incapacidad de los norteamericanos y los métodos sofisticados de la STACI alemana, lo impidió todo.

En Cuba no se llevaba a cabo una lucha entre dos facciones: Los Comunistas y los Anticomunistas. En Cuba se estaba librando una batalla de la guerra fría entre los rusos y los norteamericanos, y la habilidad de los rusos comandados por Nikita Jruschov, superó por mucho a la habilidad de los norteamericanos presididos por Eisenhower y Kennedy. En 1962 quedó sellada la suerte de Cuba.

Y todos los que para entonces no habían podido salir, se encontraron imposibilitados para hacerlo y por eso hubo que recurrir a métodos desesperados para poder salir.

Se busca hacer un paralelismo entre Cuba y Venezuela, y yo les digo que Maduro está siguiendo el modelo cubano, con ligeras variantes porque 2017 no es 1960. 

Cada día hay más totalitarismo, cada día hay más control de la prensa y de la información. Si Cuba fue expulsada de la OEA el 31 de enero de 1962, y se burló de la expulsión cantando “Con OEA y sin OEA ganaremos la pelea”, hoy Venezuela no espera que la expulsen, y decide salirse de la OEA por voluntad propia.

Desearía equivocarme, pero mi propia experiencia me hace prever que la represión aumentará, las manifestaciones serán aplastadas y en poco tiempo terminarán, y habrá dolor y correrá la sangre. Los venezolanos ya han aprendido los métodos de la STACI y están capitalizando las experiencias castristas.

Como la OEA carece de recursos para forzar el respeto a la Democracia y a los Derechos Humanos, a los chavistas les importa poco, como en su momento a los castristas también les importó poco. No existe en la OEA ningún mecanismo que le permita actuar en esas condiciones. Por eso se siente la impotencia de Luis Almagro que, a pesar de querer ayudar, no tiene como.

La ONU podría actuar, pero si difícil es poner de acuerdo a los países miembros de la OEA, en la ONU todavía es más difícil ya que basta el veto de uno sólo de los cinco países que integran el Consejo de Seguridad de manera permanente (China, Francia, Rusia, Gran Bretaña y Estados Unidos) para que ninguna resolución pueda ser implementada. Por eso, salvo un poco probable milagro, la ONU y la Carabina de Ambrosio son análogos.

En estos casi sesenta años, aparte de lo ya expresado, los cubanos sufrimos la destrucción de la familia, y pongo como ejemplo mi caso, la familia se dispersó y quedó regada en México, Miami, New York, Brasil y España. Y en aquella época no existía Facebook.

¿Qué viene para Venezuela? 

Pues si lo que pasó en Cuba sirve de algo y salvo que por algún milagro Nicolás Maduro sea derrocado, viene mucha represión, viene muerte, vienen encarcelamientos, viene la destrucción o el exilio de los líderes de la oposición, viene la desaparición de las instituciones, viene un éxodo mayor de la población, viene la separación y la destrucción de la familia y comenzará un esfuerzo para que los que se queden en Venezuela se adapten a vivir en condiciones muy diferentes a las que han estado acostumbrados, mientras los que salgan tendrán que echar raíces en tierra ajena.

Los cubanos llevamos décadas así, y no somos los causantes del problema de Venezuela. Son los castristas y los chavistas quienes han causado los problemas en nuestros respectivos países, así que no ganan nada con quemar nuestra bandera.


Sólo un verdadero apoyo internacional podrá ayudar a cubanos y a venezolanos a recuperar la libertad perdida, pero, ¿Se logrará?

martes, 25 de abril de 2017

Un Lunes diferente por Karla María Pérez González

Notificación de Expulsión de Karla María Pérez González.
El viejo Moscovich blanco gritaba, superaba el ruido normal de los carros criollos. Ensayé que dormía durante el viaje, y uno de esos cabezazos fue interrumpido. Llegué.

La inmensa Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Sentirla cercana por 7 meses y posiblemente no sentirla más será mi mayor derrota. Los pasillos heterogéneos, las caminatas, mis amigos (ni “reclutados”, ni “manipulados) del café, del sueño y de siempre. Bueno, llegué.

Y la comparsa del profesor, funcionario, señores con camisas a cuadros y alguna camioneta rara, me estaban esperando.

En la entrada. Como señal divina y real y cruda de no poder caminar sola por esa institución, sin ser escoltada. -Buenos días, ¿usted es Karla? - se preguntaba y me preguntaba sarcásticamente el vicerrector de la Universidad, como si él no estuviera irritado de escuchar sobre “mi caso” y como si yo no estuviera cansada de tanta ironía de la mala.

Primero “me dirigieron” al Decanato de mi Facultad, donde nos aborda la Decana, Osneidy, muchacha joven relativamente, incluso bonita, pero a la vez protagonista de esa hoguera por la que transito. Dirá ella que la protagonista soy yo, por “mercenaria, enemiga y contrarrevolucionaria”. Ahora se sumaba uno(a) más a la comparsa. Seguíamos el recorrido; yo distraída, callada, recordando los ratos felices en aquel microclima, y también, cómo empezaron las preguntas, interrupciones en clases y en pruebas, y hasta las voces de “¿expulsión?, no, no, qué va, aquí nadie ha hablado de eso”.

Al fin, arribamos al lugar del “Tucutún”. “Tucutún” ensayado, gritado por Facebook y por ahí. Oficina elegante. Mesa enorme de madera fina y el aire acondicionado, para refrescar. Nos sentamos todos en las cómodas sillas y después, como si hubiera “bajado” una orden de “más arriba”, les pidieron a mis padres que esperaran fuera.

Ellos afuera y yo adentro, frente a la Decana y a Mercedes, asesora jurídica.

La primera lee el documento y mi cabeza parece haberlo escuchado antes, como las consignas y los argumentos fantasmas del martes 11 de abril. Termina. - ¿Tienes dudas? - espeta Osneidy. - ¿Cuántos días tengo para apelar? ¿Dónde puedo recoger mis notas del primer semestre y mi certificado de inglés? –dije.

Pero solo pensaba en las letras mayúsculas del papel: EXPULSIÓN DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR. Y me preocupaba por mi maleta con mis sueños y mi título de pre-universitaria (Bachiller), y por Cuba. Mas no me dejo de repetir: ¿Cómo estas personas duermen hoy, y ayer y mañana?

Salí de allí, vi a mamá y papá. Nada de sorpresas. Estábamos preparados, aunque esta situación sin nombre nunca encajaría en la mente humana. Necesitaba ir a mi albergue. Había dejado pertenencias a pesar de vivir fuera de la Universidad desde hacía meses. Motivos obvious.

Y adivinen, el desfile de comparseros continuaba a pasos míos. Ya me resultaba increíble, extraño y cómico. Subieron los cuatro pisos del edificio conmigo, y casi ayudan a mi madre para agilizar “la recogida”. Al menos ejercitaron las piernas. Bajé y bajaron. Salí de los límites de la escuela y salieron. Crucé la calle y cruzaron. Demasiado, pienso yo.

Llegó Maikel, el periodista y nos fuimos en el carro de los estruendos. Que no alcanzó ni 80 metros para poncharse una goma. Terrible. Una con ganas de aterrizar en su casa. Nos bajamos y… todavía nos miraban desde lejos. Los profesores tenían tarea especial, de impacto ese día. Listo. Carro en marcha. Hablaba con Maikel por el camino, le contaba de la persecución y del documento. Fuimos a empacar otras cosas que quedaban en el sitio donde vivía. Las fotos, los libros, los meses.


Y regresé a Cienfuegos sin exclamaciones. Solo con la historia de unas semanas de destrozos. Solo con mi resolución más firme y con mi almohada aguardando. 

Yo sí dormí.

domingo, 23 de abril de 2017

Seguimos luchando por la libertad de Cuba: La vida sigue igual.

Líderes de la Oposición. La lucha continúa.
Sí. La vida sigue igual (título de una bella canción de Julio Iglesias), que debe ser nuestra actitud ante los obstáculos y problemas que la obstinación de los que quieren controlarnos nos impone.

Y estas últimas semanas han sido de represión, de violación de los Derechos Humanos y de un uso exorbitado de la ilegalidad y de la fuerza por parte de la policía y de la seguridad del Estado en Cuba. No sólo han continuado con las arbitrariedades que semana a semana cometen contra las Damas de Blanco que marchan, no solo continúan con su asedio contra los activistas de UNPACU, han arreciado su acometida contra los disidentes en Cuba.

Periodistas independientes como Henry Constantin, Sol García Basulto e Iván García (entre otros), El asalto a Iliana Hernández y Lente Cubano, la represión contra el movimiento Dignidad, contra Cubalex y Laritza Diversent, la citación y advertencias a Dagoberto González, la persecución contra los cubanos que aspiran a ser candidatos en las elecciones de 2018 sean de #Otro18 o de Candidatos por el Cambio. Y tenemos que mencionar la reciente acometida contra el presidente de Somos+ Eliécer Ávila, sus detenciones, decomisos y encauzamientos, realizados con violación de las propias leyes cubanas.

La tapa al pomo la puso la reciente expulsión de la Universidad a la Joven Karla María Pérez González, y créanme los que me leen. Karla no es una muchacha común y corriente. No sólo tiene una madurez notable a sus 18 años, sino que tiene una inteligencia superior. Karla, para beneficio de ella y de Cuba, es de esas personas de las que salen muy pocas en una generación.

El asunto de Karla va a ser un dolor de cabeza para el régimen. Ella ha prometido luchar por su readmisión hasta agotar todos los medios legales que las leyes vigentes en Cuba ofrecen. Si triunfa, habrá demostrado que se puede forzar al régimen a cambiar y si pierde, habrá demostrado ante la comunidad mundial que para el régimen cubano sus propias leyes son letra muerta. Que Cuba es un país sin Ley y que se gobierna con caprichos.

Tratan de intimidarnos, pero nosotros ya estamos curados de espanto. Para nosotros la vida sigue igual. Los opositores seguimos luchando porque sabemos que estamos en una lucha a largo plazo en la que nosotros podemos perder muchas batallas y seguir luchando, pero el gobierno sabe que no se puede dar el lujo de perder porque se está jugando el poder.

Hablan de Revolución, pero, ¿Qué es ser revolucionario? El diccionario define “revolución” como el cambio o transformación radical respecto al pasado inmediato, que se puede producir en muchos ámbitos (social, político, económico, cultural, etc.) y basado en esa definición reconocida en los diccionarios, yo soy revolucionario porque promuevo una transformación y un cambio radicales en Cuba.

Y no solo yo soy revolucionario, las Damas de Blanco son revolucionarias, los miembros de la UNPACU son revolucionarios, Iliana Hernández es revolucionaria, Eliécer Ávila es revolucionario, todos los opositores son revolucionarios y por supuesto: Karla María Pérez González es revolucionaria. Todos visualizamos un cambio radical para la situación que impera hoy en Cuba, no para dañar a nadie, sino para el bien de nuestra patria y su futuro.

Y continuamos luchando por nuestra “revolución” mientras la vida sigue igual. Todos seguimos trabajando, estudiando, divirtiéndonos, amando y viviendo, mientras luchamos para lograr ese cambio en Cuba, porque nuestra lucha no es triste ni pesimista. Nuestra lucha es alegre, optimista y estamos luchando para lograr una Cuba mejor para nosotros y las generaciones futuras.

Los castristas reprimen porque tienen miedo de que triunfemos y pierdan el poder. Pero lo van a perder porque el pueblo ya está cansado de los errores y las arbitrariedades que se han cometido a nombre del marxismo castrista. Saben que, si pierden el poder, no lo recuperarán jamás porque la memoria del daño que le han hecho a Cuba y a los cubanos no se borrará.

Recordaremos su fracaso y sus crímenes de la misma forma que el pueblo judío recuerda su holocausto y a aquellos que lo perpetraron. No buscaremos venganza, pero sí buscaremos justicia en base a los tratados internacionales vigentes, sobre todo contra aquellos que hayan cometido delitos de lesa humanidad.

Y mientras tanto seguimos trabajando: Nos robaron un teléfono, buscaremos otro. Nos robaron unas computadoras y unas cámaras, buscaremos otras. Que nos someten a juicio, nos defenderemos. Que encarcelan a un dirigente, ninguna organización o movimiento opositor quedará jamás acéfalo. La vida sigue igual, y la lucha sigue igual.

Y nuestra vida sigue igual y usando un párrafo de la canción de Julio Iglesias: “Siempre hay por quien vivir y a quien amar, siempre hay porqué vivir, por qué luchar. Al final, las obras quedan las gentes se van, otros que vienen las continuarán. La vida sigue igual.”


Y cómo bien escribieron Félix Bonné, René Gómez Manzano, Vladimiro Roca y Martha Beatriz Roque en junio de 1997, “La patria es de todos”, y por si todavía no lo han entendido, Eliécer Ávila les recuerda en abril de 2017 al régimen castrista: “Acábense de meter en sus cabezas que Cuba no es de ustedes”. 

viernes, 21 de abril de 2017

“Estoy decidida a hacer periodismo en Cuba” - CUBANET conversa en exclusiva con Karla María Pérez González, estudiante expulsada de la Universidad de Las Villas - Compartido de CUBANET


Autor: Pedro Manuel González Reinoso. (Cuba)

CIENFUEGOS, Cuba.- Apresurándome a conocer —y ofrecer el abrazo solidario de este otro expulsado 37 años atrás— a esta muchacha hoy infamada de cuerpo tan menudo, me creo, de buenas a primera, que con el entusiasmo y la torpeza pueda conseguir quebrarla. Nada más lejano de la exactitud: Karla María Pérez González es, a sus 18 años, como esos juncos altos de río que oscilan con las corrientes todo el tiempo, pero jamás —siquiera cuando se reseca el lecho— pueden partir los vientos.

Karla nos esperó paciente en su Cienfuegos natal, inmersa en un neo Club (divisable) del barrio de Punta Gorda, muy cercano al Hotel Jagua. En la zona prohibitiva para cubanos de “apéame uno”, donde nos cruzamos con vehículos antiguos disfrazados de rechupete y turistas esnob desfasados bajo el cambiante clima, había amanecido con sol pero llovía y aventaba a intervalos feroces.
Escogimos conversar allí y no en su casa, porque la joven aspirante a periodista recién expulsada de la UCLV (Universidad Central de Las Villas) por decir con llaneza —a quien pudo interesar— sobre sus convicciones políticas y personales, prefiere el aire libre y el cielo abierto de la poluta bahía cienfueguera a los salones cerrados que nos asfixian. Y adora, por demás, la ubicua transparencia del agua.
Se bañaba feliz en la piscina del club rodeada de amigos, quienes por acompañarla andan desafiando sin miramientos a acuciosos vigilantes. Ninguna de mis milimétricas paranoias pareció importunarles (demuestran estos chicos, que no arriban aún a la veintena, un desenfado admirable).
No precisamos introducción Karla y yo, como tampoco ahondar en lo sabido: que fuera víctima (palabreja aborrecible) de otra treta grosera, desarmable hasta la matriz investida de “democracia participativa” por la FEU (Federación de Estudiantes Universitarios) y otras desorganizaciones comunistoides, para desterrarla del claustro tranquilo en que cursaba el segundo semestre de la única plaza otorgada a su provincia, con el visto bueno (y cobarde) de la rectoría que al cabo fraguó la farsa por inducción olímpica, etc.
Y aunque no se hará firme la separación hasta este lunes 24 de abril a las diez de la mañana en el decanato cuando le entreguen el papel, ya Karla constituye el caso más llevado y traído por las redes mediáticas mundiales, por haber provocado la indignación de intelectuales, académicos y gente ordinaria de toda horma ideológica o pertenencia política, pues como nos es habitual, la prensa nacional no existe ni puede existir para informar al soberano de semejantes desvergüenzas. Mucho menos abrir somero debate público. Así que me atrevo apuntar que el 80 % de los cubanos absortos en la miseria de sus lentos días junto al suelo, nada saben de la estelarizada Karla.
En uno de los momentos más reveladores del proceso para su expulsión, nos cuenta Karla cómo fue llamada a la facultad a fines del 2016 para conversar con el agente del DSE (Departamento de la Seguridad del Estado) encargado en velar por la “rectitud revolucionaria” de los estudiantes. Obedecía claramente a la calcada consigna fidelista —y resumida en el exergo de— “conmigo o contra mí”. Karla, que no conoce del miedo en el medio y sabe precozmente de qué habla, explicó al oficial, obstinado en recordarle debida gratitud a la orden suprema tributaria, sobre puntos de vista y comprometimiento militante con el Partido Somos+ que fundara Eliécer Ávila.
La sola aceptación de estos preliminares más la mención del ingeniero que pasó página desde su ciber-cuartel  en la UCI (Universidad de Ciencias Informáticas) con argumentos templarios a Ricardo Alarcón hace una década, pudo haberla arrancado de raíz sin otros admitidos. Pero no fue así. La espontaneidad corajuda manifiesta despertaba en el agente apetencias sombrías, quien suplió con cordialidad la ira que suele desencadenarse—con apego a los manuales de instructivos—sin exteriorizaciones.
La clara “declaración”que pareció no enfurecer en el acto al inquisidor, le cambió de actitud un mes más tarde cuando la presionó con correos y llamadas telefónicas apelando al chantaje de entregar sus conversaciones “privadas” al rectorado, y registrarlas (como si ya no lo estuvieran) en expediente policial anexo, a cambio de que “colaborara” con el aparato en forma de doble agente.
Una extraña casualidad quiso que ella y este reportero compartieran un mismo represor salvando las distancias. En 2013 esa persona que no es más que el brazo y el rostro público del oscuro poder, me obligó a asistir a la dirección provincial que combate crímenes contra la seguridad del estado, empleando una burda artimaña denunciada en su momento. Cuando la joven le preguntó el nombre completo, este respondió: “Me conocen por Riverón y eso basta”. Al menos dijo un apellido, pero negándole el resto que aporté yo. Porque es caibarienense el treintañero y su familia vive muy cerca de la mía. Le complementé la suerte de sumisión ciega al dogma, el historial de chapucerías, torpezas y deshonestidades “profesionales” que le desbordan, pero promovido continuamente en un ramo donde no abundan contendientes. Ignoramos el apreciable modus vivendi o las pequeñas ventajas.
El abuso del poder más el desconocimiento legal de los derechos primordiales de los cubanos para defenderse —y cito los que recoge en su letra la impertérrita constitución cubana — ha permitido que el “abogado” del MININT (Ministerio del Interior) Yandry Riverón González, actúe con absoluta impunidad, enmascarando el discutible cariz moral de la institución que “representa al pueblo” y asegura proteger.
¿Qué habría sido de los escritos “traidores” de Karla (Oriana) en el blog del grupo opositor, si hubiese accedido a ayudarle anotándose un tanto con el título de periodista-oficialista que aquel ser omnipotente le otorgaría? ¿Se creerá la burrada de que la muchacha podría comunicarse bilateralmente con coherencia sin levantar sospechas? ¿Alcanzaría la fatalidad de otra Mata Hari, o como se traduce en malayo: sería “ojo del día”? ¿La convencerían en el lavatorio de la necesidad de continuar aparentando —a cualquier precio— “gusana mercenaria” a cambio de la verdad que niegan todo el tiempo en sus vacuos medios desinformativos?
Nunca antes conocí a jovencita tan resoluta e indemne —en un país sin distinción entre  legisladores y ejecutivos—ante las miserias constatables del poder rastrero.
Vean y escuchen lo que Karla desea que sepamos acerca de la sopapeada educación “gratuita” y los actuales reduccionismos becarios con el tema “¿nuevo? periodista en Cuba”.
Para los cubanos de dentro: esperen a que este video se redistribuya en el semanal/seminal PKT, para poder apreciarlo con el KMPlayer de sus computadoras. Porque será incluido en las noticias foráneas y los censores apenas lo notarán.

jueves, 20 de abril de 2017

Todos somos cubanos, aunque los castristas lo nieguen.

Donde estemos, sentimos a Cuba, porque TODOS somos cubanos
El gobierno castrista no sólo es represivo. Es maléfico y utiliza las leyes los principios y hasta las ideas para su beneficio. Dice representar a todos los cubanos, pero una encuesta que Cubanet publicó hace unos meses, demostró que solo una minoría de los cubanos apoyaba al castrismo. Incluso demostró que el entonces presidente norteamericano, Barack Obama, era mucho más popular que los dirigentes cubanos.

Los castristas llevan casi seis décadas en el poder. En esas seis décadas, en Cuba no se ha hecho una sola encuesta oficial y seria para saber que desean los cubanos. En su momento Fidel Castro, y hoy Raúl Castro, creen que ellos saben lo que el cubano desea y quiere. Cuando les conviene, los únicos cubanos son los que residen en la isla, y cuando les conviene, los de afuera también somos cubanos.

Cuba ha vivido y continúa viviendo una situación anómala, donde desde hace seis décadas el gobierno lo ostenta un grupo que no ha sido electo en elecciones libres, pluralistas y con voto secreto.  Y luego dicen que la democracia cubana es perfecta. Eso es uno de los tantos mitos que llevan inculcando a los cubanos por décadas y cuando una mentira se repite muchas veces, mucha gente cree que es verdad.

Por razones obvias muchos cubanos tuvieron que salir del país, no sólo a Estados Unidos, sino al mundo entero. Y se casaron y tuvieron hijos que en condiciones normales hubieran nacido en Cuba y serían cubanos. Yo vivo en el exterior y aunque en este momento tenga un pasaporte norteamericano, me siento cubano. Salí de Cuba porque mis padres decidieron salir, no porque yo quisiera abandonar mi país y por eso, en mi periplo por el mundo, y aunque haya vivido en México por años y luego en Estados Unidos, mi corazón sigue siendo cubano.

Quiero mucho a México. En México fui a la Universidad, me gradué de Ingeniero, me casé y nacieron mis tres hijos que en condiciones normales hubieran nacido en Cuba. Ahora vivo en Estados Unidos donde me certifiqué como Ingeniero en Calidad y Auditor de Calidad y me especialicé en Manufactura Esbelta. Tengo siete nietos, de los cuales cinco nacieron en Miami y dos nacieron en Madrid. Pero mi familia es Cubano-Americana. Ahora todos vivimos en Miami y queremos a Estados Unidos, pero siempre Cuba está en nuestro corazón.

Quizás algunos cubanos en el exterior no se sientan ya cubanos, pero la mayoría no renunciamos a nuestras raíces, nos seguimos sintiendo cubanos, nuestros hijos y nietos comen arroz con frijoles y croquetas, tomamos café cubano y nos preocupa todo lo que pasa dentro de Cuba o a los cubanos en general, dondequiera que estén.

Cuando veo arbitrariedades como las sucedidas recientemente a Karla María Pérez González, lo siento como si Karla fuera mi hija o mi nieta, como si sus padres fueran mis hermanos. Cuando detienen a Eliécer Ávila, a Alexei, a Joanna, a Iliana, a José Daniel, a Berta o a cualquier opositor, siento como que han detenido a un familiar mío. Sufrí cuando detuvieron a los 75, sufrí cuando detuvieron a Sonia Garro, sufro a Cuba.

No tengo palabras para describir la emoción que sentí cuando pude abrazar a Sonia Garro en Miami. Aunque no la conocía personalmente, sentí que abrazaba a un familiar cercano que me habían arrebatado y había recuperado. Ese abrazo, frente al Versailles durante una marcha de #Todos Marchamos ha sido una de las mayores emociones de mi vida. Ahí mismo pude abrazar a Danilo Maldonado “El Sexto”. Cubanos todos, viviendo en diferente lugar.

Aunque la obsoleta constitución cubana no reconozca la doble nacionalidad, la realidad es que las leyes aprobadas por un grupo, que ostenta un poder de facto y no por elección, son todas cuestionables y cambiables por voluntad popular. Eso es lo que pretende Rosa María Payá cuando promueve Cuba Decide que busca que se realice un plebiscito vinculante donde el pueblo libremente elija el tipo de gobierno que desean.

Y un cambio real es también lo que pretenden los grupos cómo #Otro18 y Candidatos por el cambio cuando pretenden usar las leyes castristas para ganar espacios. Y un cambio real es también lo que buscan grupos como UNPACU, Estado de Sats, las Damas de Blanco. El Frente Anti totalitario, La Fundación Alma Cubana, el movimiento Dignidad, Somos+, El Movimiento Cristiano Liberación, etc.

Todos buscan lo mismo, quizás a través de diferentes métodos, pero el objetivo es común y es el mismo. Lograr transformar Cuba en un país libre y demócrata donde exista el pluripartidismo, una división real de poderes y un respeto total a los derechos humanos y todo esto, garantizado por una constitución que proporcione un marco legal estable. Por supuesto, yo y muchos cubanos consideramos que esa nueva constitución debe garantizar el principio de la doble nacionalidad que es común en la mayoría de los países hoy en día.

Por eso no somos 11 millones de cubanos sino 14 millones o más. Por eso considero que todos los cubanos somos iguales estemos en Sidney, Madrid, Miami. La Habana, Cienfuegos o donde sea. Todos somos cubanos y la gran mayoría buscamos un fin común: Una Cuba libre.

Martí vivió gran parte de su vida fuera de Cuba. Máximo Gómez era dominicano. Muchos cubanos de ahora, nos hemos visto obligados a vivir nuestra cubanía en otros países, por razones políticas, sociales y económicas que tienen una misma causa: El totalitarismo castrista. 

Como dice Marisela Verena en su “Son de las tres décadas” que ya podría ser el “Son de las seis décadas”. Los cubanos de afuera, la “errante generación”, hemos mantenida nuestra cubanía aferrados a una “raíz sin tierra”, cantando un triste son y llevando nuestra cubanía y nuestra raíz a donde quiera que la vida nos lleve. y como dice la canción de Moneda Dura, que nadie nos diga extranjeros en nuestra propia tierra. (https://youtu.be/lWauGHrvCnw?t=4).

Rompamos las innecesarias barreras que nos dividen, aceptemos ese hecho y apoyemos a todos los que hacen algo por la libertad de Cuba y a su vez hagamos algo, porque, aunque los castristas lo nieguen, Todos somos cubanos.