¡ Ñó.... Arleen, que sucio está ! |
La
“revolucionaria” Mesa Redonda del pasado 28 de junio, trató sobre la higiene de
los alimentos y las normas que rigen la manipulación de estos. Existen más de
doscientas. Deben constituir un serio problema para los elaboradores el velar
por no violar ninguna. Pero, ¿tantas?… ¿para qué?... si solo sesenta de ellas son de cumplimiento obligatorio.
El
Ministerio de Salud podrá tener miles de normativas higiénico-sanitarias, pero sólo los cuentapropistas las cumplen a cabalidad, pues ellos dedican los recursos necesarios para hacerlo y es
a ellos a quiénes en realidad les interesa que su negocio esté limpio y agradable. Las condiciones
de los establecimientos estatales dejan mucho que desear.
No
obstante las palabras de la conductora, Arleen Rodríguez, nos reconfortan. Arleen expresó: “El estado
cubano está consciente de toda la problemática que presenta este sector. Por ello traza políticas para sacar
adelante esta situación”.
Menos
mal, problema resuelto: ¡carajo el gobierno está trazando políticas!
La
conductora ya no pifia. Ya no se
arriesga a criticar al gobierno porque aprendió la lección en los años noventa
cuando se atrevió, pensando que tal vez
era su amiga, a criticar veladamente a Fidel por el aumento de las
tarifas eléctricas y este la “”paró en
seco” y caray, había una “cámara indiscreta”.
En
esta ocasión minimizó los criterios negativos que manifestó la población al respecto
de la higiene cuando dijo: "algunos". En realidad fueron todos los entrevistados
los que se quejaron, y estoy seguro que censuraron las críticas más
fuertes.
Es
sabido que la higiene, en la mayoría de las fábricas de producción de alimentos,
desde los años ochenta, presentaba
condiciones higiénico-sanitarias muy lamentables. Con una infraestructura muy deteriorada por
falta de reparación, una tecnología muy
atrasada que no se actualizaba, y más de cuarenta años de explotación sin un
mantenimiento bien planeado que más bien era correctivo, o sea, se dedicaba a
echar a andar algo cuando se descomponía, como se pudiera.
A
finales de esa década me tocó dirigir la más grande refinería de aceites
comestibles de Cuba y las ocho llaves de llenado de las latas de cinco galones
lucían en su bronce fecha de producción de los años 1926 -1927. Existían gracias
a la inventiva y al ingenio de los técnicos mecánicos y de los electricistas cubanos.
Esa
refinería, al igual que el resto de las otras tres con que contaba la empresa,
presentaba un estado lastimoso y requería un reacondicionamiento general que jamas se le dio. La fábrica de refrescos ubicada en
la calle Domínguez, en el Cerro (que antes era la embotelladora de “Materva”), era
otro formidable ejemplo de la pésima
higiene y la falta de limpieza que existía en la mayoría de los centros
de producción de alimentos y bebidas en toda Cuba.
Y…
caramba Arleen, lúcete usando otras tácticas para defender lo indefendible.
Este
gobierno y en especial el partido, que se precia de estar estrechamente
vinculado con “su pueblo”, siempre han estado más que conscientes de todos los
problemas que afectan la vida del país.
El
pueblo está atragantado y asqueado de
tanto trazado de políticas del régimen. Llevan sesenta años delineando políticas
y planes que nunca funcionan y lo que han logrado es que todo vaya de mal en
peor. Esa ha sido la tela de araña mejor hilada que haya existido en la
historia. Es infinita, inagotable y de fácil reciclaje.
Se
sabe que todas son tácticas para mantenerse en el poder hasta el fin de sus
días. Pero ya esas artimañas, aunque la gente no las critique ni diga nada al
respecto, no engañan a nadie.
Ni
siquiera a ustedes ¡alabarderos del gobierno!
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