Nicolás I, Zar de la República Castrista Venezolana |
Venezuela era un país democrático y rico poblado por
gente maravillosa, gente chévere. Muchas de esas personas son amigos y amigas
míos. En Venezuela se vivía bien, aunque la riqueza no llegaba a todas las clases
sociales y había corrupción. Pero ese problema no único de Venezuela. Toda
nuestra América, y no excluyo a Cuba, ha sido gobernada por corruptos que una vez en el poder buscan enriquecerse.
No voy a enfocarme en las cosas, buenas o malas que
puedan haber pasado en gobiernos anteriores, sino en lo que está pasando en
este momento y en lo que podría llegar a pasar y que podría afectarnos a muchos,
pero, sobre todo, a los propios venezolanos.
En 1999 llegó al poder en Venezuela, un militar
golpista llamado Hugo Chávez Frías quien ganó las elecciones con una campaña
populista y aprovechando el descontento de muchos pobres e indígenas que
seguían siendo muy pobres a pesar de la gran riqueza petrolera venezolana.
Los pobres e indígenas votaron por Chávez quien ganó
la presidencia y la mantuvo electoralmente hasta su prematura muerte por un
agresivo cáncer que le fue diagnosticado en Cuba.
Chávez le cambió el nombre al país, que pasó a
llamarse “República Bolivariana de Venezuela”, cambió la constitución y
estableció un gobierno que llamó “Socialismo del Siglo XXI”. Logró mantener el
apoyo de su base de pobres e indígenas a base de ayudas populistas y utilizando
el dinero que obtenía por los altos precios que el petróleo había alcanzado,
compró aliados y compró protección. Cuba necesitaba petróleo y dinero, y Chávez
se lo dio y a cambio recibió ayuda en salud que se proporcionaba, tanto en Cuba
como en Venezuela.
Para pagar la ayuda venezolana, Cuba mandó miles de
médicos y junto a ellos miles de asesores militares y asesores y expertos en inteligencia y represión que habían recibido en Cuba un entrenamiento en la tecnología y los métodos de la STASI, el
órgano de inteligencia de la República Democrática Alemana, que era reconocido
como el servicio de inteligencia y represión más efectivo del mundo.
Así fueron se entrenado
los servicios de inteligencia chavista asesorados por cubanos que en muchos
casos tenían mando real sobre la seguridad, la policía y los militares
venezolanos. A Chávez lo sucede su heredero designado, Nicolás Maduro, un
chavista nada inteligente, de poco carisma y que por poco pierde las
elecciones. Maduro se dio cuenta que no podía
gobernar como Chávez.
Por eso fue moviendo su
sistema de presidencia a dictadura, y cuando el oficialismo perdió las elecciones
parlamentarias, Maduro le eliminó tácitamente todo su poder con medidas organizadas por sus
asesores. Poco a poco fue incrementando la represión hasta que tras imponer una asamblea
llamada “constituyente”, la convirtió en una Asamblea Nacional paralela y la
ubicó en la sede de la misma.
Controlando todos los
poderes, su dictadura se convirtió en una dictadura totalitaria. Su siguiente paso será terminar físicamente con la Asamblea
Nacional y encarcelar a los dirigentes y miembros de la misma. En Venezuela ya
no existe democracia, no existe división de poderes, ya no se han celebrado
elecciones libres ni se celebrarán.
Nicolás Maduro se ha
convertido en Nicolás I, Zar de la República Castrista de Venezuela. Un monarca
absoluto que tiene que ser obedecido por todos, y el que se atreva a disentir
irá a la cárcel o será asesinado. La represión contra el pueblo que lleva 4
meses protestando, se incrementará y habrá miles de encarcelados y muchos muertos
lo que obligará al pueblo a cesar sus protestas por miedo. El éxodo de
venezolanos se incrementará exponencialmente.
La oposición y el
pueblo venezolano no poseen la fuerza para enfrentarse al chavismo, a la
policía y a los paramilitares y el ejército parece apoyar las acciones de
Maduro. No se ven posibilidades internas de presionar, forzar a cambiar o
derrocar a la dictadura totalitaria de Maduro.
A mi juicio, solo
quedan dos opciones que son la opción sudafricana y la opción panameña.
La opción sudafricana
requeriría emplear métodos iguales o similares a los que el mundo utilizó para forzar al
gobierno sudafricano a terminar con el Apartheid. Implicaría un aislamiento
internacional total de Venezuela sin discriminar por sus consecuencias.
Las naciones
integrantes de la OEA o del Mercosur, las de la Unión Europea y aliados como Australia,
Corea y Japón tendrían que prohibir a sus compañías hacer negocios con Venezuela y sería
conveniente involucrar a China y a Rusia. Se le prohibiría a todos los equipos
deportivos venezolanos participar en todo evento internacional, incluyendo
Juegos Olímpicos, torneos de Fútbol (incluyendo los organizados por la FIFA),
torneos de béisbol, etc.
Tampoco se permitiría
la participación de Venezuela en ningún evento de tipo cultural y sus fondos
serían congelados. Se prohibiría a todas las líneas aéreas y marítimas viajar a
ese país y sus gobernantes serían acusados ante el tribunal internacional de la
Haya por cometer crímenes de lesa humanidad.
Esto provocaría inevitablemente un
colapso del gobierno de Maduro, y forzará a su sucesor a abrirse a la
democracia, liberar los presos, hacer elecciones libres y entregar el poder a
quien gane, que sin duda sería la oposición.
Estimo que actualmente
ya existe una masa crítica de países en el mundo que permite tomar esas
medidas. Pero hay que hacerlo rápido y coordinadamente.
La opción panameña se
basaría en una intervención multinacional, liderada por Estados Unidos, para
terminar con el gobierno venezolano que está ligado al narcotráfico. Esto involucra
la mayoría de los dirigentes chavistas, incluyendo a Nicolás Maduro, Diosdado
Cabello y muchos otros.
Aparentemente en este
momento, el gobierno de Estados Unidos no está inclinado a involucrarse en una
acción como esta, por lo que las probabilidades de una intervención militar son
mucho menores que las de la otra opción.
Sea la opción que sea,
el mundo debe apoyar a los patriotas venezolanos a recuperar su libertad y
derrocar de una vez por todas al Zar Nicolás I y su “Socialismo del Siglo XXI”.
Viva Venezuela libre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario