¿Cuál será la solución para el problema venezolano? |
Durante meses, el pueblo venezolano ha estado en las
calles. Marchas, bloqueo de calles y todo lo que se pueda. En ese mismo lapso,
el gobierno venezolano ha estado reprimiendo las marchas y al mismo tiempo ha
estado preparando un golpe de estado político. La Asamblea Constituyente está
diseñada para acabar con todo vestigio de oposición que exista.
Analizando una solución política-electoral, hemos
visto cómo los estrategas de Maduro, que seguramente son cubanos, modifican las
leyes y cambian a las personas a conveniencia del ejecutivo, que es el único
poder, pues en Venezuela ya no existe una división de poderes que es uno de los
pilares de la democracia.
Recordemos como después de la derrota del chavismo en
las elecciones parlamentarias de 2015, el gobierno aprovechó el lapso entre las
elecciones y la toma de posesión para dejar prácticamente a la nueva Asamblea
Nacional sin poder para actuar. Cambiaron a los miembros del Tribunal Superior
de Justicia por incondicionales chavistas totalmente subordinados al ejecutivo.
Por ejemplo, recordemos las acusaciones contra los
funcionarios que la Asamblea Nacional ha nombrado, que son perseguidos y
algunos han sido detenidos. También la batida contra los alcaldes de la oposición,
también perseguidos, y despojados de sus derechos políticos. Maduro no tardará en
ampliar la persecución a los miembros de la Asamblea Nacional cuyos miembros
también serán perseguidos y cuyos derechos políticos también serán suspendidos.
Desde su derrota en las elecciones parlamentarias de
2015, el chavismo no ha realizado elecciones para no arriesgarse a perderlas.
Ahora que organizará las elecciones regionales en diciembre de este año, el
chavismo se está asegurando de no perderlas.
Aparte de haber inhabilitado a un gran número de
políticos opositores, hay que añadir las declaraciones de Diosdado Cabello
quien estableció que los opositores que aspiren a ser candidatos en las
elecciones de noviembre, requieren que la Asamblea Nacional Constituyente les
otorgue un certificado de buena conducta. Obviamente, esto servirá para filtrar
a los candidatos de la oposición.
Sin duda, estas no serán unas elecciones ni
democráticas ni libres, y están diseñadas para impedir que los candidatos de
la oposición ganen. Pero la oposición debe participar para
demostrar que sigue abierta a una solución electoral pacífica, y documentar las
violaciones que comete el chavismo para presentarlas ante todos los organismos
internacionales que correspondan.
Aparte se sabe que el gobierno puede manipular los
resultados electorales, como se vio en las recientes elecciones de candidatos a
la llamada Asamblea Constituyente y que fue documentado por la empresa
Smartmatic, que ha trabajado la gestión de todas las elecciones venezolanas
desde 2004. Smartmatic es una empresa fundada en Palm Beach, Florida en el año
2000 y actualmente son los líderes en la industria de votación por medios
electrónicos y su automatización. Seguramente Smartmatic no será contratada para
manejar las elecciones de diciembre.
Pero sin duda, todo lo anterior me hace pesar que una
solución política-electoral es muy difícil para Venezuela, salvo que haya una
presión fuerte externa que obligue al gobierno a no interferir con las
elecciones y su resultado y que las mismas sean supervisadas por observadores
internacionales confiables.
La solución militar implica que los militares
venezolanos intervengan a favor del pueblo. Hay que recordar que Chávez era
militar y que los cubanos han entrenado y han adoctrinado a las fuerzas militares
venezolanas como lo han hecho en otras áreas. En teoría los militares son
chavistas, y Maduro se ha asegurado de tenerlos en control.
En Venezuela hay casi tres veces más generales que en
todo Estados Unidos. Sin embargo, en el mismo chavismo hay descontento y hay
muchos chavistas que están apoyando a la oposición, o sea, se han vuelto
oposición. Sería lógico pensar que lo mismo sucede con los militares. Debe
haber un porcentaje que está descontento y que se opone a Maduro. Este
porcentaje es muy difícil de estimar.
Recientemente ha habido conatos de sublevaciones
militares, pero han sido pequeñas y han sido controladas por el ejército. La
pregunta es si podría llegar a haber un alzamiento militar coordinado y
significativo, con la intención de dar un golpe de estado al gobierno de
Maduro, o con la intención de apoyar a la oposición para crear una junta
cívico-militar que instale un gobierno de transición que convoque de inmediato
a unas elecciones generales democráticas.
Esta solución sería ideal, pero la parte del ejército
que permanezca leal a Maduro, no se va a quedar con los brazos cruzados. Se
enfrentaría a la facción disidente y esto dispararía de inmediato una guerra
civil que sin duda sería muy sangrienta y cuyo resultado sería impredecible.
Una guerra civil solo podría detenerse por la victoria total de una de las
partes (chavismo u oposición), o mediante la acción de una fuerza de paz
internacional.
En caso de la victoria de una de las partes, si el
chavismo gana, es el fin absoluto de toda posibilidad de cambio. Si ganan los
disidentes, Venezuela aseguraría una transición a la democracia. Pero si la
guerra se extiende, sería necesaria la intervención de los cascos azules de la
ONU y éste es de los casos en que la ONU normalmente aprueba una acción
militar.
Hay temas preocupantes como la cercanía de Colombia,
que tiene una vasta frontera con Venezuela, y que en una guerra civil recibiría
un alud de refugiados venezolanos huyendo del conflicto. A esto se le añade la
posibilidad de que la lucha venezolana se extienda más allá de sus fronteras y
que el ejército venezolano se interne dentro de Colombia, lo que provocaría la
necesidad de que Colombia defendiese su integridad territorial para lo que
contaría sin duda con el apoyo de algunos países, entre los que debería estar
Estados Unidos.
Un aspecto a tomar en cuenta, sería la reacción de las
FARC. Aunque inmersas en el proceso de paz, las FARC siempre han sido
incondicionales del chavismo y de Cuba y esto le añade una incógnita más a la
ecuación. Por eso la solución militar es difícil.
Y la acción internacional no solo implicaría la
posibilidad de usar los cascos azules para detener una posible guerra civil,
sino que sería muy importante un aislamiento total económico del chavismo para
forzar a Maduro a ceder, siempre proporcionándole una salida porque si se le
encierra, su única opción será pelear como león enjaulado.
En otras columnas yo he bautizado esta solución como
la opción “sudafricana” e implica estrangular al gobierno de Maduro de manera
total, para forzarlo a aceptar una solución política-electoral, que incluiría
ofrecerle asilo en algún país lejano. Las opciones actuales de congelar los
bienes de las figuras chavistas no tienen la fuerza que muchos creen. La
mayoría de los sancionados no tienen bienes a su nombre en Estados Unidos. Es
la típica sanción inocua.
Las sanciones deberían ser fuertes y dirigidas al
gobierno para hacerlo reventar y sin duda causarán una afectación al pueblo.
Pero el pueblo está siendo afectado por el chavismo, y no es lo mismo verse
afectado crónicamente por la dictadura, que verse afectado por una acción
internacional que traiga la solución al problema.
Pero ante este entorno, es casi imposible predecir la
posible solución al problema venezolano porque estamos ante un dilema. Y como la
solución a un dilema implica escoger entre dos opciones que son opuestas y
antagónicas, siempre se debe escoger aquella que represente un mal
menor.
Y para Venezuela, la que representa un mal menor es la que lleve al fin del chavismo.
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