La Habana inundada por la marejada del Huracán Irma |
En Cuba, la prensa oficialista ignoró la potencial amenaza de Irma hacia partes de la costa norte y La Habana. Los meteorólogos cubanos fallaron en sus pronósticos, y no previeron lo que podía suceder, aunque en Cuba se recibía la información que se generaba en Estados Unidos. No necesitaban espías, pues la información se repetía por radio, televisión, prensa escrita y redes sociales. Aparte, Cuba intercambia información con el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos en Miami.
En Cuba suponían que Irma rozaría las provincias orientales cubanas en su
camino hacia el noroeste. Una buena parte de la población no se enteró que se
acercaba un Huracán potencialmente destructivo. El gobierno cubano no se
preparó. La información sobre el peligro para Matanzas y La Habana se publicó
tarde para prepararse y no había tiempo ni recursos para hacerlo.
En Miami, los alcaldes de los condados y ciudades amenazadas, decretaron
evacuaciones obligatorias y abrieron albergues y la gran mayoría de la
población acató las indicaciones y evacuaron las zonas de peligro. Las tiendas
se llenaron de suministros necesarios para sobrepasar la tormenta, los cuales se
agotaron, pero se volvían a surtir y se volvían a agotar. Las personas se
prepararon.
Pero en Cuba, la tormenta superó a la burocracia castrista y no se hicieron
las necesarias evacuaciones en Matanzas, La Habana y algunos otros sitios. La población
quedó a su suerte y sin recursos para prepararse, buscar protección en zonas
altas ni mucho menos abastecerse de provisiones y suministros de emergencia, en
las habitualmente semi vacías tiendas estatales.
Irma barrió la costa norte de Cuba, desde Camagüey hasta Matanzas con
Categoría 5, y por su tamaño impactó casi toda la isla que es estrecha. Su impacto
llegó a la Habana y se sintió también en la costa sur de la isla. Los
archipiélagos de los Jardines del Rey y de la Reyna fueron barridos por los
vientos y las intensas lluvias y la marejada ciclónica afectó Camagüey, Ciego
de Ávila, Santa Clara, Matanzas y La Habana.
Amplias zonas de La Habana quedaron bajo el agua. Aparte de las
inundaciones, los daños incluyeron destrozos en el cableado eléctrico,
derrumbes de edificios que de por sí estaban por caerse y mayor escasez de casi
todos los productos. La zona turística desde Cayo Coco hasta Varadero sufrió
fuertes daños al igual que las zonas no turísticas. Mientras en Estados Unidos
las autoridades no cesaban de aparecer por televisión aconsejando a la
población y visitando las zonas afectadas para proveer ayuda, en Cuba, las
autoridades brillaron por su ausencia.
La Habana estaba inundada mientras Raúl Castro no aparecía.
En La Florida, el gobierno y las personas estaban preparadas y los camiones
de la Compañía de Electricidad, los Bomberos, la Policía, la Guardia Nacional y
la agencia de administración de emergencia FEMA estaban listas para ayudar y
apoyar. Apenas bajaron de intensidad los vientos y cedían las lluvias, la ayuda
comenzaba a fluir siguiendo un plan previamente concebido.
Daños en la infraestructura de Cuba que tardarán tiempo en repararse. |
Pero la población cubana sufrió. El gobierno castrista nuevamente demostró su
ineficiencia y lo poco que le preocupa el pueblo. Mientras en Estados Unidos se
volcaba la ayuda, el pueblo cubano estaba a su suerte. Las fotos hablan por sí
solas. En Cuba, el gobierno castrista “ayudó” vendiendo comida preparada
barata, a personas que no tenían dinero y que prácticamente lo habían perdido
todo. Esto era una falta de respeto del gobierno hacia su pueblo.
Los destrozos, la falta de electricidad, de agua y de comida y la inacción
provocaron que cientos de habaneros protestaran. En Arroyo Naranjo se generó
una manifestación espontánea que permaneció varias horas en el parque de Santos
Suárez para luego dirigirse hacia la Calzada Diez de Octubre. La gente gritaba “Queremos
Luz”, “Queremos Agua” y “El pueblo unido jamás será vencido”. También
reclamaban que se recogiera la basura. Gritaban que las autoridades los habían
engañado.
Protestas en La Habana (Foto: Liu Santiesteban via Andy Fonseca) |
La policía llegó, pero no para ayudar. Según Iván Hernández, llegaron unas 30
patrullas y 5 camiones de fuerzas especiales, impidiendo el paso, dispersando y
persiguiendo a los manifestantes que huyeron por las calles aledañas. Las
fuerzas del gobierno, también intentaban impedir que se filmara la
manifestación.
Para evitar que crecieran las protestas, el gobierno actuó y en un par de
horas restablecieron el servicio de agua y electricidad en la zona. Pero no fue
parte de un plan pre-establecido, sino una reacción ante una protesta que no
esperaban. Sin embargo, dejaron policías como señal de que la vigilancia
continuará, porque al gobierno cubano no le importa su pueblo, sino conservar a
toda costa el poder.
Y coincido plenamente con Yoani Sánchez. La principal víctima de Irma ha
sido la esperanza porque los damnificados saben que, bajo el sistema actual, recuperar
los bienes materiales perdidos puede llevarles toda una vida. El pueblo no
tiene esperanzas de que sus problemas se resuelvan ni en el corto ni en el
mediano plazo. Se prevé una etapa larga de penurias. Un súper período especial
sobre el que el gobierno no tiene los recursos para actuar.
La economía cubana carece de liquidez. El sistema no es sustentable y no
genera riqueza, sino que es un barril sin fondo que consume todo lo que se le
eche. Hay gasto y no inversión, hay déficit y no superávit. No hay una economía
que garantice el acceso a créditos. No hay un gobierno confiable. Raúl Castro
no es un presidente carismático ni capaz. Y cuando se retire, ¿quién sabe las
características de su sucesor?
Entendamos que el futuro es sombrío. La economía cubana ha recibido un
golpe demoledor y si antes estaba mal, ahora está mucho peor. Al sector
turístico le tomará un largo tiempo recuperarse. A toda Cuba le tomará un largo
tiempo recuperarse. Irma acabó de destruir lo poco que el castrismo no había destruido.
Por eso se censura la información. Cuba no desea que el mundo conozca todo lo
que ha pasado y sus implicaciones.
Hoy Cuba necesita más que nunca, que se realicen los cambios a los que el
gobierno se resiste. Por eso duele la indolencia del castrismo. El gobierno no tiene los recursos ni las
hormonas para actuar. Por eso es indispensable permitir que un sector privado
cubano independiente pueda actuar. En vez de limitarlo, se debe ampliar su
campo de acción y limitár sólo unas pocas actividades estratégicas.
Pero Cuba no lo hace. Se abre y se cierra. Promueven “empresas” privadas,
pero no permiten la generación y la acumulación de ganancias. No hay una
política firme. La única política es conservar el poder y reprimir a todo lo
que lo pueda poner en riesgo.
Por eso insisto, ahora más que nunca Cuba necesita realizar cambios reales,
promover un sector privado independiente y eliminar la represión. El gobierno
no tiene otra opción que permitir un sector privado independiente, que genere
empleos y riqueza. Que genere crecimiento, aunque eso le implique perder poder sobre
la economía. Es la única forma de acelerar la recuperación y controlar la
tensión social.
Adicionalmente, Cuba necesita sin duda mucha ayuda internacional, pero
tradicionalmente esa ayuda, que controla el propio gobierno, se roba y no llega
al pueblo. Siempre termina beneficiando a unos pocos o se pone a la venta en
algunas tiendas donde se oferta a precios inaccesibles para la población. Cuba
necesita que la ayuda internacional esté exenta de impuestos y sin intervención
de la burocracia gubernamental, para que sea distribuida por la propia sociedad
civil independiente, y se garantice que llegue a aquellos hacia los que va
dirigida.
Me duele mucho la que está sucediendo en estos momentos en Cuba. Esto se
acumula a la ya larga lista de fallas del gobierno cubano, de las cuales,
muchas son intencionales, pues no me cansaré de repetir que al castrismo no le
interesa proteger a su pueblo sino conservar el poder.
Pobre Cuba.
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