Las organizaciones y movimientos deben practicar la democracia. Deben predicar con el ejemplo. |
Parto de la premisa de que todas las
organizaciones y movimientos políticos que existen, tanto en Cuba como en en el exilio, sean
históricos o sean recientes, tienen como fin el restablecer las Libertades
y la Democracia en Cuba.
Desde luego, habrán diferencias sobre la
importancia de algunas cosas o si se deben hacer, por ejemplo, si existen
algunos productos estratégicos reservados al estado, el sistema fiscal y las
tasas de impuestos, la distribución del ingreso nacional entre los municipios y
el apoyo que estos deben recibir del Gobierno Nacional, la distribución de
funciones, las relaciones exteriores, la política ambiental, la participación o
no en tratados de comercio bilaterales o multinacionales, la justicia social y
el derecho a la salud universal, etc.
Pero en lo básico debe haber consenso. No puede
pensarse en una Cuba libre sin respeto a los derechos humanos, sin pluripartidismo,
sin división de poderes, sin elecciones libres, etc. Cualquier organización o
grupo que en su ideario no incluya esos conceptos, no tiene cabida como
organización que busca la libertad de Cuba y deberá ser rechazada por todos.
Todas las organizaciones, tanto las históricas
como las recientes, deberán respetarse y no atacarse porque piensen diferente
en algún concepto. Lo que importa es que todas tengan el mismo objetivo común. Las otras
diferencias pueden discutirse en Cuba cuando Cuba sea libre, y en la gran mayoría
de los casos será el pueblo con su voto el que decidirá que prefiere. Esa es la
democracia. Cuando alguien desea imponer sus ideas o conceptos, la democracia
se pierde porque la democracia implica elección y no imposición.
Y desde luego, las organizaciones opositoras
tienen que dar el ejemplo. Cada una de ellas debe ser un modelo de
democracia, donde se respeten las ideas y existan formas para expresarlas, y
donde se pueda discrepar sin que eso implique la violación de sus estatutos o su reglamentación. Esos estatutos y esa reglamentación equivalen a la "Constitución" de la organización y en todo sistema democrático, la Constitución se
respeta, y si se requiere ser cambiada, debe existir un mecanismo claro y preestablecido en sus reglamentos para que
sean sus miembros, sus integrantes, los que aprueben los cambios.
Cada una de las organizaciones y movimientos,
debe ser un ejemplo de democracia.
Deben demostrar en pequeña escala lo que
deseamos para una Cuba libre. Hay hacer que aquellos que no conocen la verdadera
democracia, la entiendan y la apoyen.
Por eso debemos predicar con el ejemplo.
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