Un típico voto unánime en la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba. |
Se pretende presentar a Cuba y a sus máximos dirigentes,
y así se ha hecho creer a muchos, como un modelo a seguir, como un ejemplo a
imitar. Un pequeño país en el que
supuestamente se vive, tranquila y calladamente, en el que nunca surge protesta
social alguna y en el que su pueblo acepta consciente los dictados de su
gobierno. Donde se danza al ritmo que se nos imponga, todos agradecidos por la
“gracia divina” que nos ha tocado.
El director, “divinamente” improvisa, la
orquesta “celestialmente” ejecuta, el coro “angelicalmente” canta y el pueblo,
cándida e inocentemente baila.
Cuba no es, ni ha sido ese “Paraíso” que nos
promete la religión y se presiente y se anhela, tampoco es ese “Infierno” que nos describió
Dante al que todos temen y rechazan. Nuestra isla es más bien el “Purgatorio”
que nos creó Fidel y que ahora Raúl pretende perpetuar. Espacio del que todos
esperan y desean salir, aunque no se sabe cómo, ni cuándo.
Nuestro único y gran pecado ha sido creer, confiar,
callar y sobre todo permitir el que otro piense y decida por nosotros.
Me pregunto: ¿A nadie le extraña tan aberrante
conducta de parte de todo un pueblo? ¿No les surge la más mínima duda? ¿Ninguna
preocupación cuando en el resto del mundo hasta por elevar salarios surgen
infinitas protestas?
Entre muchas otras carencias, al cubano se le
prohíbe crear partidos, hacer huelgas, dar mítines de protesta, organizar
sociedades civiles al margen y sin la aprobación y control del gobierno.
Tampoco se puede cuestionar o criticar a los máximos dirigentes del partido ni
al gobierno (valga la redundancia).
¿No les brota la suspicacia al ver la pasividad
y tranquilidad que se percibe en Cuba a pesar de los infinitos y graves
problemas económicos y sociales por los que el pueblo atraviesa?
¿Nadie se cuestiona que éste actuar está
condicionado por el férreo control que sobre todo el pueblo se ejerce a través
de las organizaciones de masa y políticas que el gobierno ha creado, apoyadas
estas por el represivo actuar de los órganos de la Seguridad del Estado?
¿No se han dado cuenta de que en Cuba el poder
legislativo, el ejecutivo y el judicial responden a un solo propósito e interés
y este es el del Partido Comunista de Cuba representado por el Buro Político y
en la persona de su Primer Secretario?
¿Tan inocentes son todos en el mundo que no se
han percatado que en Cuba toda actividad política y social está planificada,
controlada y dirigida por ese partido a todos los niveles?
Y en primera instancia por un Proceso Electoral
que se controla en la base a través de los núcleos zonales de ese partido y del
que hablaremos en otra ocasión, en un artículo dedicado al mismo.
¿A nadie extraña o preocupa en este planeta,
que los acuerdos de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba sean todos
por voto unánime y que jamás se haya declinado una propuesta del Consejo de
Estado o del presidente de la República? ¿O que las discusiones que se
establecen sobre determinada cuestión solo giren en la forma y no en el
contenido? ¿No les extraña que desconozcan que más del 55% de sus miembros ocupen
importantes cargos dentro del Partido Comunista, o en el Gobierno, sobre todo
en las Fuerzas Armadas (FAR) y el Ministerio del Interior (MININT)?
¿Tampoco se han percatado que más del 95% de
los miembros de esa asamblea sean militantes del único partido existente en el
país (el Partido Comunista Cubano) o de la Unión de Jóvenes Comunistas (su
organización juvenil)?
Y esto sucede en todas las instancias del Poder
Popular.
Señores, ¿No han percibido que la espontaneidad
del cubano feneció hace más de medio siglo? Que esta se fue coartando desde el
propio 1959 por quien era el máximo dirigente del país y de este proceso
también hablaremos en otro trabajo.
A los cubanos nos “robotizaron”, aplaudimos en
La Plaza, levantamos la mano en nuestros CDR y centros de trabajo, firmamos
documentos de los que generalmente desconocemos el contenido y lo que ello
significa, y en ocasiones hemos aprobado, como he apuntado en reiteradas
ocasiones, manuscritos con los que no estamos de acuerdo.
Pero algunos hechos aislados sucedidos luego
del paso del Huracán Irma han empezado a demostrarle al gobierno que el pueblo
ya se está cansando.
Que ya con todo su derecho claman por “una Cuba
mejor”, pero van comprendiendo que con ellos y su fracasado sistema, el “castrismo”,
no se puede.
¡Es Imposible!
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