domingo, 1 de octubre de 2017

BAILANDO, CANTANDO Y ACATANDO. Tomado de una serie de artículos extractados de su libro inédito: “Paraíso prometido, Purgatorio conseguido” por Pedro Acosta (NIKKA)

Un típico voto unánime en la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba.
Se pretende presentar a Cuba y a sus máximos dirigentes, y así se ha hecho creer a muchos, como un modelo a seguir, como un ejemplo a imitar.  Un pequeño país en el que supuestamente se vive, tranquila y calladamente, en el que nunca surge protesta social alguna y en el que su pueblo acepta consciente los dictados de su gobierno. Donde se danza al ritmo que se nos imponga, todos agradecidos por la “gracia divina” que nos ha tocado.
El director, “divinamente” improvisa, la orquesta “celestialmente” ejecuta, el coro “angelicalmente” canta y el pueblo, cándida e inocentemente baila.
Cuba no es, ni ha sido ese “Paraíso” que nos promete la religión y se presiente y se anhela, tampoco es ese “Infierno” que nos describió Dante al que todos temen y rechazan. Nuestra isla es más bien el “Purgatorio” que nos creó Fidel y que ahora Raúl pretende perpetuar. Espacio del que todos esperan y desean salir, aunque no se sabe cómo, ni cuándo.
Nuestro único y gran pecado ha sido creer, confiar, callar y sobre todo permitir el que otro piense y decida por nosotros.
Me pregunto: ¿A nadie le extraña tan aberrante conducta de parte de todo un pueblo? ¿No les surge la más mínima duda? ¿Ninguna preocupación cuando en el resto del mundo hasta por elevar salarios surgen infinitas protestas?
Entre muchas otras carencias, al cubano se le prohíbe crear partidos, hacer huelgas, dar mítines de protesta, organizar sociedades civiles al margen y sin la aprobación y control del gobierno. Tampoco se puede cuestionar o criticar a los máximos dirigentes del partido ni al gobierno (valga la redundancia).
¿No les brota la suspicacia al ver la pasividad y tranquilidad que se percibe en Cuba a pesar de los infinitos y graves problemas económicos y sociales por los que el pueblo atraviesa?
¿Nadie se cuestiona que éste actuar está condicionado por el férreo control que sobre todo el pueblo se ejerce a través de las organizaciones de masa y políticas que el gobierno ha creado, apoyadas estas por el represivo actuar de los órganos de la Seguridad del Estado?
¿No se han dado cuenta de que en Cuba el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial responden a un solo propósito e interés y este es el del Partido Comunista de Cuba representado por el Buro Político y en la persona de su Primer Secretario?
¿Tan inocentes son todos en el mundo que no se han percatado que en Cuba toda actividad política y social está planificada, controlada y dirigida por ese partido a todos los niveles?
Y en primera instancia por un Proceso Electoral que se controla en la base a través de los núcleos zonales de ese partido y del que hablaremos en otra ocasión, en un artículo dedicado al mismo.
¿A nadie extraña o preocupa en este planeta, que los acuerdos de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba sean todos por voto unánime y que jamás se haya declinado una propuesta del Consejo de Estado o del presidente de la República? ¿O que las discusiones que se establecen sobre determinada cuestión solo giren en la forma y no en el contenido? ¿No les extraña que desconozcan que más del 55% de sus miembros ocupen importantes cargos dentro del Partido Comunista, o en el Gobierno, sobre todo en las Fuerzas Armadas (FAR) y el Ministerio del Interior (MININT)?
¿Tampoco se han percatado que más del 95% de los miembros de esa asamblea sean militantes del único partido existente en el país (el Partido Comunista Cubano) o de la Unión de Jóvenes Comunistas (su organización juvenil)?
Y esto sucede en todas las instancias del Poder Popular.
Señores, ¿No han percibido que la espontaneidad del cubano feneció hace más de medio siglo? Que esta se fue coartando desde el propio 1959 por quien era el máximo dirigente del país y de este proceso también hablaremos en otro trabajo.
A los cubanos nos “robotizaron”, aplaudimos en La Plaza, levantamos la mano en nuestros CDR y centros de trabajo, firmamos documentos de los que generalmente desconocemos el contenido y lo que ello significa, y en ocasiones hemos aprobado, como he apuntado en reiteradas ocasiones, manuscritos con los que no estamos de acuerdo.
Pero algunos hechos aislados sucedidos luego del paso del Huracán Irma han empezado a demostrarle al gobierno que el pueblo ya se está cansando.
Que ya con todo su derecho claman por “una Cuba mejor”, pero van comprendiendo que con ellos y su fracasado sistema, el “castrismo”, no se puede.

¡Es Imposible!

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