El gobierno de España actuará enérgicamente contra los independentistas catalanes. |
Yo, como cubano, no me gusta que personas de
otros países se entremetan en los asuntos internos de mi país. Sin embargo,
siempre he pedido y, desde luego, acepto la solidaridad, la simpatía y el apoyo de los países libres del mundo, necesaria para que Cuba (y también
Venezuela), puedan regresar a la vía democrática y terminar con las dictaduras
que las oprimen.
Mi abuelo paterno era catalán y español. Llamado Don
Francisco Ros y Belzuley, emigró a Cuba, y se casó con una mexicana
que se naturalizó cubana. Fue un abogado muy querido, que con el tiempo
enfermó y murió en La Habana y fue enterrado en el Cementerio de Colón. Mi abuela murió cuando yo era muy pequeño. Mi
abuelo murió siendo yo un niño.
Me contaron algunos familiares que mi abuelo
era de derecha y obviamente estaba totalmente opuesto al comunismo soviético.
Estaba orgulloso de su origen español, y de ser cubano y de la descendencia
cubana que tenía, de la cual yo era el último Ros varón al momento de su muerte.
Siempre consideré a España como el país que me daban mis raíces. Por supuesto, no reniego de Irlanda y Francia que
también están en mi ADN por parte de mis abuelos maternos, pero
por alguna razón, siempre consideré a España como la cuna de mis antepasados y
siempre me he sentido un poco español.
Gran emoción sentí la primera vez que fui a España,
y después he ido varias veces. Tengo dos nietos nacidos en España, aunque por
la legislación vigente, fueron registrados como ciudadanos norteamericanos
nacidos en el extranjero.
Por eso me dolió cuando hoy, parte del
Parlamento Catalán (varios partidos se retiraron del pleno antes de la
votación), hizo básicamente una “Declaración Unilateral de Independencia para
Cataluña”. Y no sólo inició el proceso
para constituir la República Catalana como un estado independiente, soberano,
democrático y social, sino que también decidieron que el Parlamento Catalán
tome las medidas necesarias para generar una “Ley de Transitoriedad Jurídica y
Fundacional de la República”.
El Tribunal Constitucional Español consideró
ilegal el referendo realizado el 1ro de octubre y desde luego, todas las leyes
que los catalanes han promulgado para implementar su independencia. Todo lo
aprobado hoy, viola la Constitución Española. Es Ilegal.
Por eso, el Senado Español, aprobó por 214
votos a favor contra 47 en contra y una abstención, poner en marcha el artículo
155 de la Constitución Española para detener el proceso independentista
catalán. Esto otorga al presidente del Gobierno Español la autoridad necesaria
para destituir al presidente de la Generalitat Carles Puigdemont y su gobierno,
para restringir los poderes del Parlamento Catalán e intervenir diversos
organismos catalanes, incluyendo los “Mossos d’Esquadra” (Policía).
Cataluña quedará básicamente sin gobierno y el mismo será
dirigido por el gobierno de España para restaurar la legalidad hasta que se
celebren nuevas elecciones en un plazo máximo de seis meses, aunque Mariano
Rajoy desea realizarlas lo más pronto que sea posible.
Por supuesto, también se han violado leyes y
esto incluye la posibilidad de procesos judiciales y condenas penales. Se
espera que a partir del lunes se presenten diversas querellas ante los
tribunales y algunas de las penas posibles alcanzan los 20 y hasta 30 años de cárcel.
La región catalana, incluye partes que se
encuentran en territorio francés, y algunos partidos independentistas catalanes
franceses le han ofrecido asilo político a Puigdemont y otros líderes independentistas
españoles. Pero los delitos cometidos no pueden ser considerados políticos ya
que básicamente han roto la institucionalidad de Cataluña, tratando de dar un
golpe de estado y eso no puede ser considerado un delito político.
En ese caso, la decisión final dependerá del gobierno
francés y si son detenidos, no serán presos políticos sino políticos presos. El
presidente Rajoy ha pedido tranquilidad a todos los españoles incluyendo a los
catalanes y se ha comprometido a restaurar la legalidad en Cataluña.
Sin embargo, ya se ha causado un gran daño a la
economía catalana. Muchísimas empresas grandes, medianas y pequeñas que tenían
su sede en Cataluña, han movido sus domicilios sociales a Madrid y otras
ciudades españolas, pues una Cataluña independiente no sería parte de la Unión
Europea. Trasladar fábricas puede tomar tiempo, pero ya se ha hecho mucho daño.
El PIB catalán ha sufrido un duro golpe.
Pero podemos estar seguros de que la
Independencia declarada hoy no se hará efectiva, Cataluña será intervenida, la
legalidad será restaurada y por lo pronto, toda España seguirá siendo una, Cataluña
seguirá siendo España, pero las empresas que decidieron irse difícilmente
regresarán. Ya el daño está hecho.
Solo esperemos que la minoría independentista
no recurra a la violencia y acepte la institucionalidad. Ya hay demasiada
violencia en el mundo, y al gobierno español no le temblará la mano para
actuar.
Los independentistas catalanes no son ISIS.
Los independentistas catalanes no son ISIS.
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