El Lechón asado es el platillo fundamental en nuestra Cena de Nochebuena.. |
En esta
columna hablo de muchas cosas. Como diría alguien, es un arroz con mango de temas que deseo comentar o analizar
ahora que, como decimos los cubanos, el año 2017 está a punto de cantar “El Manisero”
… Se va, el 17 se va… Pero primero pasamos por la celebración de las fiestas navideñas
que para los cubanos es celebrar la Nochebuena.
Sí, porque
mientras en la mayor parte del mundo cristiano la Navidad se celebra el 25 de diciembre,
que es justamente el “Día de Navidad” o “Christmas Day”, y en donde el mundo
cristiano conmemora el nacimiento del niño Jesús, los
cubanos, en una costumbre heredada de España, nos adelantamos y celebramos la
víspera de Navidad, la noche antes del día de Navidad en una festividad que se
llama “Nochebuena”.
La
Nochebuena se celebra en casi toda Latinoamérica, las Filipinas, y por
supuesto, en España. Es una cena familiar. Además, en muchos casos, los creyentes y practicantes acostumbran ir a la misa de media noche, que se denomina “Misa de
Gallo”, aunque en Filipinas le llaman “Misa de Aguinaldo”. En Cuba, la tradición
de la Nochebuena data del siglo XV, cuando los conquistadores
españoles comenzaron a celebrarla asando un lechón.
Por eso en
Cuba, tenemos la costumbre de cenar Lechón Asado, acompañado por “Moros con
Cristianos” (arroz blanco cocinado con frijoles negros), Yuca con mojo y una
ensalada en la que antes nunca faltaban los Rábanos. El postre incluía los mazapanes
y los turrones españoles, que ahora son muchísimos, pero que tradicionalmente
eran tres: Turrón duro de Almendras o “Turrón de Alicante”, Turrón blando de Almendras
o “Turrón de Jijona” y el “Turrón de Yema” que como su nombre lo indica, se
elabora a base de yemas de huevo.
Los
cubanos fuimos separados por el castrismo. Unos estamos en la Diáspora,
mayormente en los Estados Unidos, mientras otros quedaron en nuestra patria. Los cubanos de la isla, viven sometidos por el
castrismo, en medio de la represión y la escasez. Los cubanos de afuera vivimos en una
libertad prestada en medio de la abundancia y la nostalgia.
Pero todos
queremos celebrar la Nochebuena comiendo lechón, pero a los que están en la
isla les será difícil por estar atrapados entre los elevados precios del
mercado negro cubano y los bajos sueldos fijados por el castrismo. Ese es un
problema que Raúl Castro no tiene. A él no le falta ni lechón ni arroz ni
frijoles ni nada.
Los
cubanos esperamos 2018 con muchas expectativas, pero pocas
esperanzas.
Raúl Castro ha anunciado que dejará el poder en febrero o abril del próximo año 2018. Por primera vez en muchísimo tiempo, Cuba tendrá un presidente que probablemente no llevará el apellido Castro.
Sin embargo, no sabemos que ideas traerá el nuevo presidente, pero sabemos
que su poder estará muy limitado ya que Raúl Castro seguirá siendo el
presidente del comité central del Partido Comunista Cubano.
Por eso,
aunque presumiblemente Díaz Canel ocupe la presidencia de Cuba, estará
subordinado a las instrucciones y directrices que reciba del PCC, y ahí seguirá
Raúl Castro. Será un cambio que básicamente será simbólico.
Hemos escuchado lo que ha
dicho Díaz Canel, pero no sabemos como piensa, porque en Cuba nadie, ni
siquiera él, tiene libertad para poder decir lo que piensa. Si desea hacer cambios o
modificar algo, primero tiene que afianzarse en el poder. Tiene que llegar a
controlar el PCC y esa es una tarea verdaderamente difícil.
En Miami,
los cubanos ejercemos nuestra libertad de poder decir lo que pensamos, y al
hacerlo, parecemos desunidos. Pero eso es intrínseco de la democracia, la
libertad de pensamiento y la libertad de expresión. Sin embargo, deberíamos hacer
el esfuerzo de unirnos y proyectar esa unión para poder presentar un
frente común en pro de la libertad de Cuba. Deberíamos guardar nuestras diferencias
para después de que el castrismo haya sido eliminado, pero esta también es una
tarea muy difícil.
Mientras
tanto los cubanos en la isla siguen viviendo para resolver y lo único cierto
para ellos es que el día de mañana será tan difícil o más que el día de ayer.
Los cubanos de la diáspora no debemos olvidar nunca eso. Los hermanos en la
isla nos necesitan para ser parte del esfuerzo de cambio, y ese es un aliciente
a la unión y a tener alguien que hable por todos nosotros. ¿Difícil? Sí;
¿Imposible? No.
Desde hoy hasta año nuevo, los cubanos del exilio, aparte de asistir a muchos brindis, nos ocuparemos en comprar todo lo necesario para celebrar la Nochebuena, la Navidad y el Año Nuevo y
de muchas otras cosas.
Muchas de ellas son triviales pero otras no. Por ejemplo nos ocupa o preocupa saber si
la Reforma Fiscal funcionará como se espera, que depara el futuro de los Marlins, si el sábado ganará el Real Madrid o el Barcelona o que le regalaremos
a quienes están en nuestra lista de regalos. Estas son algunas de las triviales.
Pero debemos tener una preocupación más
que debe ser la más importante de todas y es Cuba. Es nuestra obligación para 2018, no olvidar a nuestros
hermanos en la isla y unirnos para lograr una sola voz que por ser de todos sea fuerte. Así debemos conseguir el apoyo real del mundo libre. Entendamos que el cambio en Cuba no
pasa por acciones violentas sino por una transición forzada, y
apoyada internacionalmente.
Y el
exilio debe promoverlo, porque los cubanos no salimos de Cuba en busca del
llamado sueño americano, sino por la carencia de libertad y oportunidades en
nuestra patria. Apoyar para lograr ese cambio tan necesario como indispensable, debe ser nuestra prioridad sin importar si salimos hace poco o si salimos hace varias décadas.
Los invito
a reflexionar en ese tema, y a participar en la encuesta para escoger a la “Personalidad
Cubana del Año 2017”. Para votar, les pido que sigan el enlace http://bit.ly/2BSESqz .
Y, para
terminar, deseo a todos que pasen una muy Feliz Navidad
y que el año próximo nos traiga salud, dicha, prosperidad y la oportunidad para
que por fin hayan cambios positivos en
Cuba.
Para
todos, mi fraternal abrazo.
.
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